Max Weber, considerado por muchos como el padre de la sociología moderna, distinguía entre profesión, oficio y ocupación, y escribía: "no valen para la política personas que viven de la política, que hacen de ella su único y exclusivo medio de vida".
Ciertamente, el político no debe ser como un náufrago agarrado a un madero del cual depende su vida. La persona que tiene vocación política debería estar dispuesta a prestar dicho servicio a la sociedad sólo en el momento preciso y cuando sea necesario.