Hace unos días tuve la suerte de estar, como todos los años, toda una mañana en el Colegio Senara, enclavado en el madrileño barrio de Moratalaz, para impartir esta vez una clase a las alumnas de quinto de primaria y otra a las de sexto. Después tomar un café con los capellanes del Colegio y, posteriormente, intervenir con las de segundo de bachillerato en una charla coloquio sobre la Inquisición española y, finalmente, otra sesión con las de primero de bachillerato sobre la Confianza en la Iglesia.