El autor recuerda la retirada del ejército italiano del frente ruso, en las estepas entre el Donetz y el Don, durante la Segunda Guerra Mundial: él fue uno de los pocos que sobrevivieron.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2007 | Pre-Textos |
155 |
978-84-8191-814-4 |
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El relato, de una hondura conmovedora, se erige como un canto épico a la naturaleza humana sometida a la más profunda desdicha. Como sucede en la Ilíada de Homero, Rigoni Stern –el sargento de la novela– no disfraza la brutalidad de la guerra, no aclama a los vencedores ni reniega de los vencidos. Lo admirable de esta novela es la profunda equidad, la misericordia incluso, que desprenden todas y cada una de sus páginas. En una guerra, la muerte avanza al lado de la vida y, así, el autor de esta novela ve desaparecer, uno tras otro, a sus amigos. Y, sin embargo, a pesar de los horrores de la guerra, este libro es un canto a la esperanza y a la dignidad, a la verdadera hermandad entre los hombres. Quizá sea ésta la gran lección que el lector puede entresacar de El sargento en la nieve: el escritor muestra la verdad de la guerra no desde el orgullo de los vencedores, ni desde la humillante desdicha de los vencidos, sino desde esa humanidad común que hermana a los hombres.
Es un libro de gran calidad literaria. La prosa avanza sin barroquismos, con una sencillez y una naturalidad hondamente poéticas. La ternura y el amor por el gélido paisaje ruso, por sus gentes, por sus compañeros de pelotón, así como los sueños y la nostalgia de sus protagonistas, se conjugan con las sobrecogedoras escenas de la retirada, en la que apenas unos pocos lograron sobrevivir. Tras el armisticio italiano firmado en 1943, Rigoni Stern fue hecho prisionero por los alemanes y enviado a un campo de concentración en Austria. Fue entonces cuando empezó a escribir este libro que, desde su temprana publicación en 1953, se ha convertido en uno de los grandes clásicos italianos del siglo XX.
Exquisita narración. A la altísima calidad de la prosa, hay que unir la precisión con la que Rigoni recuerda el drama que vivió, que es un homenaje a los compañeros que murieron por las armas o por el frío en la estepa rusa. El horror de la guerra contrasta con los momentos apacibles en una isba y con el valor de la amistad y del sacrificio por los otros. Hechos que dejaron una huella imborrable en el escritor, de los que levanta acta, para que no se olviden. Un libro impresionante.