El volumen reúne treinta y seis estudios del autor sobre valores y actitudes del hombre y la mujer ante la vida. Publicados entre 1965 y 1969 en la revista vienesa "Analyse", vieron la luz en España en 1972 bajo el título de "Psicología abierta", que podríamos traducir como "Psicología para todos".
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Han transcurrido más de cuarenta años desde que empezaron a publicarse los estudios de psicología de Torelló y sus ideas no sólo no han perdido vigencia sino que aún es posible encontrarlas en publicaciones recientes. Sacerdote y psiquiatra, impartió clases de Psicología y Psicopatología, por lo que da más importancia a las ideas y actitudes que la Psiquiatría actual. Sus estudios tienen una base humanística importante, que se manifiesta en abundancia de citas literarias y aun de la cinematografía de su época, desde el neorrealismo italiano a Bergman o la “nouvelle vage” francesa. Son los últimos años del existencialismo filosófico –aún publicaban G.Marcel. A.Guide y Sarte- que después sería arrollado por el marxismo en todas sus variantes, incluida la variante freudiana. Son especialmente buenos sus estudios sobre la angustia (“La angustia”, “Cansancio” o “El éxito”). Como sacerdote católico da importancia a la alegría (“La alegría”, “La risa de Navidad”, “Confianza” o “Gratitud”). Es curioso como el autor, que asume en gran medida los valores contemporáneos, descalifica el nacionalismo como actitud moral ante la convivencia (“La paz” o “El deporte”). Torelló escribe en Viena, en la divisoria de las dos Europas y mirando a los Balcanes que, décadas más tarde, iban a fragmentarse en medio de crueles guerras en las que el hecho diferencial cultural o religioso decidiría la vida o la muerte de las personas. El autor escribe a la primera generación nacida después de la postguerra europea, a mediados de los años sesenta, en los que las revoluciones todavía se producen en el ámbito de la moda, de la música o de la sexualidad (“¿Amor o instinto?”, “El modo y la moda”, “El miedo a los hijos”). Son también los años de la rebelión estudiantil, de los nuevos iconos políticos y se anuncia esa extraña mezcla que se llamaría el estado del bienestar en el que el individuo lo espera todo del Estado y paradójicamente rechaza cualquier tipo de autoridad; el nuevo jardín de infancia estatal. Recurre al personalismo de E.Mounier. Algunas cuestiones están sólo apuntadas como la interesantísima sobre “El progreso”: ¿Cuál es la causa del progreso humano siendo así que la naturaleza del hombre no cambia?, ¿cuál es su sentido último? ¿Obedece a una ley de la naturaleza o a una inercia histórica? En el primer caso ¿quién la ha puesto ahí? ¿El progreso obedece a una voluntad individual, colectiva o externa al mismo hombre? En el segundo caso ¿existe una voluntad colectiva, algo así como una voluntad de la humanidad? Por último mencionar dos estudios diferentes, “La muerte” y “Feminidad”, en los que el autor defiende tesis que se pueden entender pero que, en principio, cuesta asumir.