Elizabeth ve en las plantas y los árboles una imagen de feliz rebeldía. Sabe que, puertas adentro, la esperan comidas interminables, huéspedes aburridos, muebles austeros… Fuera, en cambio, está su jardín, los libros que ama leer sentada en la hierba y sus hijas, que comparten con ella este paraíso. Muy bien escrita, ágil e ingeniosa, la obra se lee con agrado.
Comentarios
Femenino y breve, bien escrito. Una mujer excéntrica, dedicada más a su jardín que a su marido o sus hijas. Un poco despiadada con sus semejantes, pero muy divertida. Culta, llena de sentido del humor. Sutil.