La figura del sacerdote argentino Leonardo Castellani ha adquirido una notoriedad creciente en España gracias a la constante difusión de su pensamiento por el escritor Juan Manuel de Prada, que ha preparado para LibrosLibres una edición con los mejores y más polémicos trabajos periodísticos del padre Castellani, anotados y precedidos por un prólogo sobre esta figura de las letras hispanoamericanas. Castellani ha sido considerado “el Chesterton de la lengua española” por la amplitud temática de su obra, su empeño apologético y su carácter incisivo.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2008 | Libros Libres |
230 |
9788496088849 |
Comentarios
Me ha parecido muy interesante, sobre todo sus tres últimos capítulos.
Estamos ante una obra original en sus planteamientos, en la exposición y en sus efectos, que a nadie dejará indiferente. El autor es un jesuita argentino fallecido en 1981, apasionado por Jesucristo y por la fe, hasta el punto de criticar con severidad cualquier mistificación del Evangelio, ya sea con la superstición o con el fariseísmo. Su estilo polémico y el lenguaje contundente, quizá no siempre justo, le causaron serios problemas, incluido algún enfrentamiento con la Jerarquía eclesiástica e incluso ser apartado de la Compañía por un tiempo. Sin embargo ha contribuido a la sinceridad de mente y de corazón, manteniendo los valores cristianos, la ley natural y la distinción neta entre el bien y el mal. Puede ser considerado como un profeta que sigue de actualidad.
El escritor Juan Manuel de Prada ha preparado esta selección póstuma de los escritos más polémicos del Chesterton de la lengua española, como señala el subtítulo de esta obra. Los títulos de los capítulos preparados son bien expresivos: Primero política, Visiones de España, El canon occidental, Ortodoxia, El drama educativo, y Digamos la verdad. En ellos salen a relucir las principales preocupaciones del nuestra época que permanecen, quizá agigantadas hoy mismo, como el relativismo moral y ontológico, las leyes desgajadas de la ley natural, la intromisión del Estado en las conciencias, la crisis de la educación, la mentira histórica o el declive de Occidente.
Su empeño apologético y su carácter incisivo le mantuvo en frecuentes disputas con la prensa, los intelectuales e incluso con la autoridad eclesiástica, dado que no sólo era un escritor lúcido sino también un sacerdote de Cristo. Hasta ahora sus escritos han sido poco conocidos e incluso ignorados por la conspiración de silencio contra todo lo que no es políticamente correcto. Su editor le compara con Chesterton o incluso con Cervantes por su libertad de espíritu, su lenguaje genuino tan llamativo fuera de hispanoamérica, y le propone al lector como referente para no sucumbir a la feroz tiranía del pensamiento débil.