Extraordinario ensayo del profesor Rhonheimer sobre el diálogo entre Estado democrático y Cristianismo. El análisis, original y valiente, aborda claves y ofrece soluciones a uno de los grandes debates que se plantean en la actualidad. ¿Qué es la laicidad? ¿Cómo ha de actuar el cristiano en el seno de una sociedad democrática cuando se aprueban leyes que atentan contra su conciencia o sus derechos? ¿Qué es el multiculturalismo? ¿Cuál es el fundamento de los derechos humanos? ¿Y del derecho natural? El libro de Martin Rhonheimer constituye un tratado sobre las relaciones Iglesia-Estado y permite al católico clarificar su posición y tener seguridad sobre sus derechos en una sociedad democrática.
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El autor ofrece en este libro una profunda reflexión acerca de la postura de la Iglesia ante el poder político, la cultura y los diversos sistemas de poder que han desfilado a lo largo de la historia, deteniéndose con especial énfasis en el sistema democrático.
Partiendo de las enseñanzas del Vaticano II y el magisterio de Juan Pablo II, seguido por Benedicto XVI invoca una vuelta a los planteamientos iniciales de la primitiva Iglesia ante los poderes establecidos.
Desde mi punto de vista, este estudio es un llamamiento a los fieles laicos a tomar libremente postura en las cuestiones temporales, de manera que quede salvaguardada la libertad de las conciencias, y por consiguiente el respeto a la religión, armonizado con la libertad política y de cultura de que goza cualquier ciudadano, colaborando así en la edificación de la ciudad terrena, sin confesionalismos que no harían otra cosa que comprometer la libertad y el respeto por quienes piensan y ofrecen otras alternativas para la consecución del bien común.
Otro punto de interés que plantea el autor se puede concretar en la necesidad de llegar a un acuerdo común entre todos los agentes políticos en materia de valores en los que fundamentar una colaboración estable y alcanzar una cierta unidad para definir unas reglas de juego aceptadas por una amplia mayoría.
Rhonheimer habla de la necesidad de adoptar un cierto relativismo básico que permita constituir ese fundamento de valores, conforme con un sistema moral basado en parámetros de libertad y respeto al derecho natural; y es aquí donde con libertad personal cada cristiano ha de colaborar codo con codo con sus iguales, a la vez que hace realidad de modo genuino la manera cómo afrontar el reto de armonizar laicidad (no laicismo trasnochado), poder político y doctrina de la Iglesia.
Este libro es de un gran
Este libro es de un gran interés para entender correctamente cual es la posición de la Iglesia y del cristiano ante el poder político. El autor hace un recorrido histórico de gran interés para demostrar por qué la Iglesia sufrió una desviación incorrecta en sus planteamientos iniciales en cuanto a sus relaciones con el poder secular. La idea correctamente expresada por el Papa Gelasio de que la Iglesia posee autóritas pero no potestas, se olvidó en el momento en que el imperio romano se hizo cristiano y el Papa dispuso de un poder ejecutivo. Esto ha traído muchos males en el entendimiento de la doctrina cristiana. “Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios” es enseñanza de Jesucristo irrefutable. El autor hace ver cómo la rectificación tajante sobre estos problemas se da con el Decreto Dignitatis Humanae, del Concilio Vaticano II. Queda bien claro en ese documento todo el planteamiento auténticamente cristiano sobre la libertad de conciencia y la libertad política. Leer artículo >>
El autor comienza
El autor comienza preguntándose por el significado de la palabra laicidad y distingue entre laicidad sana y laicidad integrista o fundamentalista. La primera reconoce la autonomía del sistema político en orden a sus propios fines y la segunda se erige en un sistema moral alternativo basado en parámetros políticos. Ésta última se conoce también como laicismo, aunque el autor no es partidario de duplicar los términos laicidad y laicismo, tan fáciles de confundir y de malinterpretar.
Rhonheimer considera que los conflictos entre la Iglesia y el Estado son inevitables dada la plenitud de potestad de ambos cada uno en su ámbito, pero considera que en una sociedad democrática debe ser más fácil resolver estos conflictos. El poder de la Iglesia es cultural y actúa por medio de la convicción, a través de los medios que el Estado democrático reconoce para expresar la libre opinión de los ciudadanos. El Estado no puede rechazar la opinión de los ciudadanos católicos como "religiosa"; se trata, pura y simplemente, de la opinión de una parte de la ciudadanía, que además trata de servir al bien común social.
El autor admite que ha habido una evolución del punto de vista de la Iglesia católica sobre esta cuestión en la misma medida que ha ido evolucionando la propia sociedad, aunque con retraso respecto de ésta. El punto de ruptura estaría en la Declaración conciliar Nostra Aetate, sobre la libertad religiosa. Rhonheimer afirma que las relaciones Iglesia-Estado no pertenecen al núcleo dogmático de la Iglesia y que ésta ha vuelto a sus orígenes al reconocer la dualidad de potestades: social y moral, organización política y verdad sobre el hombre. La historia demuestra –concluye Rhonheimer- que la alternativa a esta separación de ámbitos propios es la continua amenaza de guerra civil, la represión autoritaria o totalitaria y, en el plano internacional, la dominación injusta y la guerra" (pag.196).
Una advertencia muy oportuna para españoles, Cristianismo y laicidad debería ser leído por todos: católicos y no católicos, juristas y políticos, clérigos y laicos, en los países donde los católicos son mayoría y donde son minoría; la validez de los principios en este último caso no cambia. El autor trata de dar respuesta a polémicas que hoy se producen en el interior de la Iglesia y en la sociedad y vale la pena leerle aunque sus respuestas no tengan porqué ser íntegramente aceptadas por todos.