“La sabiduría de la Toscana” es un canto a la vida en el campo, donde el hombre puede hacer de todo: desde construir su propia casa hasta embotellar vino. Supone el descubrimiento por parte de un hombre de la ciudad de la densidad afectiva que acumulan las pequeñas aldeas y los placeres escondidos en el contacto permanente con la naturaleza.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2011 | Seix Barral |
271 |
978-84-322-0929-1 |
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Después del éxito de "Un viñedo en la Toscana", en el que el autor narra cómo llegó a ser propietario de un viñedo en esa región italiana y a rehabilitar un antiguo convento como residencia familiar, Ferenc Máté nos ofrece ahora "La sabiduría de la Toscana". El autor tiene más entusiasmo que rigor. La agricultura puede estar muy bien después de haber padecido los excesos de la vida urbana, pero la prueba de que la vida en el campo no es la panacea de todos los males reside en que los campesinos no desean otra cosa que abandonarlo. Ferenc Máté salió de su patria, Hungría, con ocasión del levantamiento de los húngaros en 1956 contra la dictadura comunista. La familia se instaló en Vancouver (Canadá), donde después de la jornada de trabajo la familia cultivaba un pequeño huerto. Durante su etapa de estudiante universitario su falta de recursos le llevó a transformar una barcaza como vivienda flotante; fruto de esta experiencia son sus primeros libros sobre la construcción de barcos de recreo. Una vez con un cierto respaldo económico, una esposa tan aventurera como él y un hijo: Buster, el matrimonio recaló en la Toscana donde a Ferenc le tentó rehabilitar un viejo convento y tener un viñedo. El autor alaba la unidad de la familia Toscana en la que tres generaciones conviven y se esfuerzan al servicio de la explotación agrícola, pero él ha enviado a su hijo a la Universidad, como posiblemente harían también sus vecinos si pudieran permitírselo. En algo acierta el autor, la vida en el campo es más sana –hoy- que la vida en la ciudad, y en que más vale ser un anciano activo en la Toscana, rodeado de nietos y capaz de vendimiar o criar pollos, que un jubilado en Florida rodeado de otros cientos de jubilados dedicados a tomar el sol y jugar al tenis. A pesar de que la temática del libro es absolutamente tradicional: desde Virgilio y Cicerón hasta Fray Luís de León y tantos otros, queda claro que lo que Ferenc Máté quiere decir es que a él, con una determinada peripecia vital, una determinada familia y nivel económico le ha ido bien en la Toscana; pero su experiencia no se puede generalizar. Las reflexiones del autor son algo desordenadas y lo primero que llama la atención es que, a pesar del título, no todos los episodios autobiográficos que cuenta han sucedido en la Toscana sino también en otros lugares del mundo. El sentido del libro está claro: la recomendación de volver a la naturaleza y, en el caso del autor, a una región italiana rica en vino y en historia denominada Toscana. El libro se completa con un apéndice culinario recopilado por una persona distinta al autor, lo cual también nos parece poco serio.