El seductor

Hertz Mínsker, inmigrante judío en Nueva York, intelectual autoproclamado y auténtico charlatán, vive a expensas del magnate inmobiliario Morris Kálisher, amigo de infancia. Seductor empedernido, está casado con Bronie y tiene un affaire con Minne, la mujer de Morris.

Publicada originalmente por entregas en el periódico neoyorquino ForvertsEl seductor es un retrato de la vida de los judíos de origen polaco en la Nueva York de la década de 1940. Compaginan sus nuevas vidas con la preocupación por los familiares que quedaron en Europa, bajo el dominio de los nazis.

Novela del Premio Nobel de 1978 no publicada hasta ahora en España.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2022 Narrativa del Acantilado
333
978-84-18370-83-0

Exclente edición con buena traducción del yiddish de Rhoda Henelde y de Jacob Abecasís.

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Una novela sobre la cultura judía en el siglo XX. Singer dibuja distintos tipos de judíos, llegados desde Polonia a Nueva York a comienzos de la Segunda Guerra Mundial.

El personaje más convincente es Morris Kálisher, un hombre acaudalado que en Nueva York se ha dedicado a rehabilitar edificios. Viudo, tiene dos hijos que reniegan del judaísmo y está casado en segundas nupcias con Minne, divorciada, con un pasado azaroso y pretensiones poéticas. Morris había estudiado en una escuela rabínica en Polonia, por lo que las citas de las Sagradas Escrituras salen con naturalidad de sus labios. "Yo soy -dirá- un judío sencillo y debo observar la Torá" (pág.206).

El mejor amigo de Morris y su contrafigura en la novela es Hertz Minsker. Hijo de un rabino de Pilsen, en Polonia, presume de psicólogo, filósofo y escritor aunque nunca llegó a terminar esos estudios; en América se presenta como doctor y pretende ser contratado por alguna universidad. Hertz es librepensador y opina que la primera obligación religiosa es disfrutar de la vida; le gusta vestir bien, vive a costa de los demás y su gran pasión son las mujeres. Está casado con Bronie, pero la simultanea con Minne, esposa de Morris, y con otras mujeres.

Cuando Morris se entera de que Minne se entiende con Hertz se desespera. Se culpa a sí mismo por haber abandonado la práctica religiosa para dedicarse a los negocios -judío en casa y hereje en la calle, había sido su divisa-. Promete hacer oración, dejarse crecer la barba y no disimular las filacterias de sus vestidos. Acude al pintor Aarón Deiches, judío practicante, para que le sirva de maestro.

Deiches también tiene su teología particular; se mantiene fiel al judaísmo pero no está convencido de que Dios sea único ni todopoderoso. Opina que el dios de los judíos es bueno, pero que los otros dioses, más inclinados a la destrucción, le tiene arrinconado en un gueto con una estrella amarilla en la solapa (pág.205). Considera que no se puede confiar en lo que está escrito en las Sagradas Escrituras ya que "eran seres humanos y tenían sus propias hipótesis" (pág.206). Morris le rebate: "Sin creer en un solo Dios no puede haber judaísmo" (pág.207).

El seductor se publicó por entregas, pero su autor no consintió que viera la luz como libro, probablemente por las protestas que levantó. Su planteamiento frívolo contrastaba con el gran número de judíos que habían sido asesinados en Europa. Queda clara la denuncia del autor por la dispersión intelectual y teológica que reinaba entre sus correligionarios, el hecho de que se estaban dejando arrastrar por el inmoralismo del entorno y la dificultad de transmitir las tradiciones a las nuevas generaciones. Sin profundizar demasiado en ello, también apunta el papel que, para bien o para mal, ocupan las mujeres en el judaísmo.

Se lee bien y enseña muy poco.

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Isaac Bashevis Singer (1904-1991) es un gran escritor y en esta novela lo muestra una vez más. Está ambientada en Estados Unidos (Nueva York y Miami), en un entorno de judíos que han huido de Polonia mientras se desarrolla la Segunda Guerra Mundial en Europa y en Asia. Hertz Minsker, se considera intelectual, vive a costa de otros judíos y es un seductor obseso, que engaña a su mujer, e incluso seduce a la de su mejor amigo, entre otras. Es consciente del daño que hace, pero incapaz de cambiar de conducta, aunque a veces reflexione sobre la conciencia, sobre el judaísmo, sobre Dios, sobre el bien y el mal, pues es hijo de un rabino. El contrasre lo ofrece su amigo Morris Kálisher, empresario, judío observante, que trata de corregir a Hertz y que sufre por lo que considera que son las consecuencias de apartarse de Dios y de la Torah... El resto de personajes, sobre todo femeninos, están también bien caracterizados. El trasfondo es bastante deprimente: el dolor por el exilio, el desarraigo, la incertidumbre por lo que está pasando en Europa, unidos a la corrosiva conducta de Hertz y sus consecuencias, dejan un panorama de crisis moral y existencial profunda que, en parte, recuerda o anuncia lo que está pasando hoy en Occidente y que Singer sabe plasmar al igual que en otras novelas suyas. A pesar del tema, el autor maneja bien la elipsis y no cae en lo burdo ni en lo escabroso ni en lo facilón, en esto también se muestra su arte. Luis Ramoneda