Experimentamos un tiempo de desierto para el cristianismo, cuando decae la fe de muchos. Y también de desierto en la sociedad, retraída por virus y guerra. ¿Dónde encontrar manantiales de agua fresca, que vivifique por donde fluya y nos devuelva la esperanza?
Jesús, predicando en el templo de Jerusalén, habló de una fuente que manaría de sus entrañas (Jn 7,37-38). Estaba presentando así el nuevo templo, el templo de su cuerpo, del que brotarían ríos vivos. Ese cuerpo-manantial no yace lejos de nosotros, pues lo tenemos en la Eucaristía, cuerpo y sangre de Cristo. ¿No es esa la fuente que necesita en esta hora la Iglesia y el mundo? ¿Cómo hacerla manar en medio de nuestra vida de nuestro trabajo, familia, sociedad?
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2022 | didaskalos |
44 |
9788417185916 |
Subtítulo: Manantial de concordia. |
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Una breve meditación sobre el
Una breve meditación sobre el misterio de la eucaristia como manantial de la vida de la gracia.