El autor de este libro, dirigido tanto a padres como a profesores, define la buena pedagogía como la capacidad de distinguir eficazmente entre lo que es adecuado y lo que lo es menos en nuestra comunicación y nuestro trato con los niños y los jóvenes. Muestra que los educadores con tacto deben desarrollar una atención solícita hacia la singularidad de los niños y la de sus vidas individuales. Explica que este "tono" de la enseñanza se puede mantener mediante el cultivo de una determinada forma de ver, de escuchar y responder a cada niño en cada situación concreta.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2004 | Paidos Ibérica |
96 |
Subtitulo: El lenguaje de la pedagogía |
Comentarios
Es un libro sencillo, con una serie de consideraciones que, probablemente, cualquier profesor podría haber escrito igual. Creo que lo interesante es que el autor se ha puesto y las ha expresado de modo claro y ordenado. Recordar como tiene que tratar el profesor -o el padre- a los alumnos, los detalles de atención, el clima de la clase, cómo tiene que preparar la asignatura, etc., es de interés para todos, profesores y padres, porque la responsabilidad de educar es la más importante que tienen. El libro es breve, está bien escrito y se lee facilmente.