Amé a Jacob

Louise (Wheeze) nos cuenta su historia; desde su adolescencia en Rass, pequeña isla de pescadores en la costa americana, hasta su madurez, ya casada, y profesional, en un valle en los Apalaches. Su trayectoria: desde su estancia en la aldea, los chismes, la llegada de "El Capitán", la amistad con él, y por supuesto con Call,... Entonces, a ella lo que le gustaba era pescar cangrejos y ostras. No podía soportar la finura de su hermana gemela, que, además, cantaba muy bien...

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1994 Alfaguara
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Imagen de Pipa

Novela realista, en la que Wheeze crece dominada por el protagonismo de su hermana gemela, admirada y querida por todos. Ella se siente postergada y la férrea religiosidad Metodista –llevada al paroxismo en la demencia senil de la abuela- la lleva a creer que Dios mismo la rechaza, como Dios mismo rechazó a Esaú a favor de su gemelo Jacob (“amé a Jacob y odié a Esaú”, y de ahí el título). Esta certeza la lleva al ateísmo práctico hasta que su matrimonio con un católico le hace comprender el plan divino. Louise (Wheeze) es rebelde. No se conforma con el papel asignado en la isla para las mujeres: amas de casa, consortes, y “san se acabó”. Prefiere el trabajo de los hombres: la pesca de cangrejos y ostras, saber manejar el esquife, etc... Es impulsiva, tierna y brusca a la vez, diligente y lista. Muestra su asombro por lo que le va pasando. Hay una lucha constante en su actuación: entre sus rabietas y sus remordimientos. Pertenece a una familia unida. La abuela vive con ellos. A lo largo de la narración se ve bien la forma de ser de una adolescente, con sus pros y sus contras...sus dudas, su fantasía, su lenguaje... Al final se casa con un católico y dice: “es mucho más sencillo estar casada con un católico de lo que cualquier persona de mi pasado metodista creería” (p. 218). Creo que el libro cuenta una historia en la que se ve bien la evolución psicológica de los personajes. Todo parece recobrar su sentido cuando su futuro marido, un viudo con tres hijos pequeños, al oir su historia, clama: “Dios en el cielo la ha estado preparando para este valle desde el día en que nació” (p. 217)