El terror en la Revolución Francesa

El Profesor Timothy Tackett, uno de los grandes investigadores de la Revolución Francesa en las universidades anglosajonas, presenta en esta ocasión un completo estudio de la evolución del terror a lo largo del desarrollo de la Revolución desde 1798 hasta el final.

En primer lugar caracteriza a los protagonistas:  los revolucionarios lucían pelucas empolvadas, calzas cortas y zapatos con hebillas de plata, el distintivo era la educación. Leian a los clásicos, estudiaban muchos de ellos la carrera de derecho. Así afirma: “No cabe duda de que el cambio de la mentalidad jurídica resultaría uno de los principales rasgos distintivos de la cultura del liderazgo revolucionario” (27).

Respecto a la nobleza, era de baja categoría, frente a otras épocas. Unos pocos nobles apoyaron la revolución: “sin embargo la mayoría solo admitió las transformaciones revolucionarias a regañadientes, y un número considerable del conjunto de la nobleza, tanto de espada como de toga emigraría y emprendería un activismo contrarevolucionario” (33).

El pueblo era, como siempre, inculto, crédulo y mal vivía: “las élites percibían una enorme brecha económica y cultural, insalvable, entre ellos y las masas, a las que, en última instancia, comprendían con graves dificultades” (37).

Respecto a la ilustración: “se trataba de una actitud, de una nueva forma de entender cómo y qué significa saber, de una disposición y una confianza en la propia persona para regirse según el sentir personal, la razón, para abordarlo todo con sentido crítico” (45).

Así pues, descendiendo a la materia del trabajo: los castigos publicos eran habituales en el Antiguo Regimen: “En los siguientes capítulos, trataremos de demostrar que en 1789 el Terrror no estaba escrito, que el impresionante aumento de la violencia impulsada desde el Estado surgió del propio proceso revolucionario. Pero tampoco cabe duda de que, en vísperas de la Revolución, las élites plebeyas sostenían posturas ambiguas ante la violencia. Se mostraban poco tolerantes con los disturbios populares y, por lo general, no consentían los duelos en ninguna de las clases sociales. Algunos tambien cobndenaban la guerra al estilo de los nuevos tiempos cuando esta se libraba este estados europeos”  (51).

Durante el periodo 1793-1794 nadie quedó al margen de los acontecimientos: “París había sido impregnado con la vision y el olor de la muerte durante las terribles semanas de junio y julio de 1794” (401).

Desde 1795 "los diversos regimenes, Directorio, Consulado y el Imperio, recurrieron ocasionalmente a la violencia y las ejecuciones arbitrarias mientras luchaban por reinstaurar la estabilidad en una nación desgarrada por las luchas  faccionales y la guerra civil" (409).

 

José Carlos Martín de la Hoz

Timothy Tackett,  El terror en la Revolución Francesa, ed. Pasado y presente, Barcelona 2015, 521 pp.

Comentarios

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Leyendo únicamente este Comentario encuentro que existen paralelismos con la situación actual de España. En primer lugar la "imposibilidad psicológica de entenderse" entre generaciones y grupos políticos. En segundo lugar la tentación de la violencia. En 1936 una situación similar ya se resolvió a través de la misma. ¿Acaso cuando anuncian que "haremos que el miedo cambie de bando" -ellos no lo tienen, desde luego-, no están anunciando "el terror"? ¿Acaso no han hecho una exhibición simbólica de guillotinas?