Al volver la esquina

Carmen Laforet se menospreciaba a si misma y pensaba que nunca volvería a escribir una novela de la calidad de "Nada". Este pensamiento llegó al extremo cuando, después de haber entregado a Planeta el original de "Al volver la esquina", se negó a que fuera publicada. La novela quedó en la editorial ¡treinta años! hasta que falleció la autora y se publicó de acuerdo con sus herederos. A éllos debemos que no se perdiera como ya se había perdido la tercera parte de la novela, que la autora había titulado "Jaque mate" y nunca ha sido localizada.

Desconozco que impresión cause "Al vover la esquina" si no se ha leído previamente "La insolación". Los personajes de ésta son muy característicos y cuando los vemos evolucionar en la segunda parte inconscientemente pensamos: "Sí, son éllos". La diferencia entre ambas es de estilo. Si la primera era una novelita costumbrista en la que destacaba la psicología de los personajes, "Al volver... " es una novela moderna, sin concesiones al realismo, en la que Laforet hace una deslumbrante demostración de algo que pensábamos que carecía: imaginación. Es cierto que su especialidad siguen siendo los personajes, pero la aparición de éstos en "Al volver..." tiene mucho de teatral; demuestra oficio. Habían transcurrido diez años desde la primera parte y Laforet parece comprender que el gusto de los lectores ha cambiado. Si la primera parte me recuerda a "El Jarama" la segunda lo hace con "Tiempo de silencio".

Ana -Anita- es nuevamente el centro del relato y Martín su víctima. La ansiedad de éste llena las páginas. Aparecen personajes secundarios que hacen un papel cómico, como són Soli, el señor Pérez y algún otro. También aparecen personajes que fueron míticos en los años 50 en España, los adinerados sudamericanos de Venezuela (¡quién te ha visto y quién te ve!) o México. Madrid y la costa de Málaga sirven de fondo a la novela, en tanto que Toledo, Barcerlona o París sirven de contrapunto.

Una novela excelente en la que la autora tiene la delicadeza de ocultar los aspectos eróticos, que quedan en un sobrentedido.