Apartamento en Atenas
En su última novela, Glenway Wescott, celebrado autor de El halcón peregrino, hace un retrato de la Segunda Guerra Mundial a través de una familia griega que se ve obligada a compartir su casa en Atenas con un oficial nazi. El matrimonio Helianos y sus dos hijos verán destruida su intimidad gracias a las sutiles torturas psicológicas del capitán Kalter, que convierte a los cuatro griegos en aterrorizados siervos mientras Europa arde tras las columnas del Partenón.
Wescott perfila con mano maestra la humillación de una familia enfrentada a su propia desesperación, la lucha por la libertad en los sótanos del horror y la locura, y el lento crepúsculo del poder nazi en una ciudad mítica donde todavía se advierte el paso de los dioses antiguos, destronados ahora por el fervor totalitario.
Apartamento en Atenas fue la novela del autor que mayor reconocimiento de crítica y público obtuvo durante su vida y representa, hoy como ayer, una de las obras literarias que mejor describen la miseria moral de las víctimas de la guerra y la nobleza de la resistencia.
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Comentarios
(de Ángel García Prieto) Se desarrolla una historia de fondo psicológico y en cierta manera épico, en que Grecia y los griegos quedan magnificados. Y en la que se puede considerar representación de la heroica nobleza de todos los resistentes maltratados en todas las guerras.
La novela se desarrolla de una manera minuciosa, lenta y teatral, pues además de que la acción se circunscribe casi en su totalidad en las pocas habitaciones del piso ateniense, las entradas y salidas de los personajes no dejan de tener ese tipo de dinámica propia del teatro. Hay un hilo de intriga que se mantiene hasta el fin, a partir de acontecimientos muy dramáticos que tienen lugar muy avanzado el texto, al que quizá le sobran páginas iniciales o morosidad en la acción. Pero, sin duda, es una buena novela que, ante la tiranía y sus perversas consecuencias, se subraya la nobleza también humana.
Esta obra es un extraordinario estudio de la nobleza de ánimo y su culminación en forma de tragedia.
Su moderación, sobriedad y serenidad son admirables. Podría decirse que esuna obra tipo "escalera": a veces se detiene demasiado tiempo en las disquisiciones mentales de cada uno de los protagonistas para posteriormente elevar intensamente el ritmo y la trepidación de la obra.
Escrita con limpieza, lo que es de agradecer al autor, ya que muestra la miseria moral sin recurrir a la grosería o morbosidad a la que en este caso sería fácil acudir.
Me ha parecido una obra que, a pesar de ser dura, me ha gustado mucho y recomiendo su lectura.