Cadenas de libertad

Saber, intuir, desconocer, pensar, soñar, meditar, interiorizar, rezar, desasosegarse, esperar, confiar, amar... son verbos que se diluyen en esta preciosa meditación, que es vivencia y son hechos. La interpretación de esos hechos acaecidos es lo que hace grande este libro. No es una novela, aunque a veces tenga tintes de relato de aventura; es, por desgracia, la narración de una cruda realidad, que conmueve e interpela, suscita admiración e invita a la reflexión, da respuestas, pero deja muchos interrogantes. Al final, el lector queda tocado, felizmente tocado, diría yo. Con unas lecciones sin moralina, con un relato de vida que transparenta el evangelio, con una personalidad que ha hecho entrega de sí, y lo lleva hasta las últimas consecuencias. 

Gracias, Gigi, por contarnos tu vida, por dejarnos asomarnos a tu intimidad, a tus miedos y esperanzas, por dejarnos entrar en tu cabeza y en tu corazón, por haber sido testigo valiente. Tus cadenas de hierro te han dado libertad, eso no todos lo pueden decir. Aprendamos la lección: no nos faltarán cadenas en nuestra vida; esperemos que no nos falte tampoco libertad. Esa libertad que tú, querido Gigi, has tocado desde lo más profundo de tu limitación, convencido, profundamente convencido, de que "donde está el Espíritu del Señor, hay libertad" (2Cor 3,17). Y contigo esta el Espíritu, y en ti germinó la libertad, aunque fuera con cadenas, unas cadenas de libertad. 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2022 Sociedad de Misiones Africanas
220
9788494432965

Subtítulo: Dos años de secuestro en el Sahel

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"El hilo de mi presencia en Níger -de 11 años ininterrumpidos-, se rompió el 17 de septiembre de 2018 con mi secuestro. Ahora, exactamente seis años después, por fin, he podido regresar a Níger". Así comienza el emotivo testimonio del padre Pier Luigi Maccalli, sacerdote de la Sociedad de las Misiones Africanas (SMA), que ha compartido con la Agencia Fides su experiencia durante su visita a Níger con motivo de la ordenación de tres sacerdotes originarios de la parroquia de Bomoanga, de donde fue secuestrado el 17 de septiembre de 2018 (véase Fides 18/9/2018).