El hombre es un ser religioso. En el transcurso de los siglos ha venerado a numerosos dioses. Pero hoy día debe hacer frente a nuevas seducciones: el milagro de la comunicación, el consumo exacerbado, el individualismo, el éxito inmediato… ¿Está condenado a elegir entre idolatría, indiferencia o ateísmo? ¿Puede pasar por alto la revelación para construir su propio destino? Más que nunca, la fe cristiana ofrece otra posibilidad. Esta es la respuesta del cardenal Lustiger: sólo la relación cotidiana, en la Iglesia, con el Dios de Jesucristo une la vida de los bautizados. Sobre todo, el Evangelio se dirige a todos los que buscan la verdad y la felicidad. Es Dios quien abre las puertas de la fe.
Comentarios
Por los temas que trata, por la frescura con que los expone, este libro es gran utilidad para el lector cristiano. Como lectura espiritual, como formación teológica, es un texto verdaderamente interesante. Hace pensar en la responsabilidad apostólica del lector cristiano y ayuda, sin duda alguna, a hacer consideraciones personales. Merece la pena su lectura pausada, meditada.