Valentín Fuster y Luis Rojas Marcos son dos médicos españoles. Un cardiólogo y un psiquiatra, que trabajan en Nueva York. El libro recoge veinte casos, veinte historias clínicas aparecidas en el Servicio de cardiología en las que Fuster descubre que la causa de la enfermedad es psicológica: bien sea un niño en el que se han depositado excesivas esperanzas o un empresario que tiene miedo a la muerte. En algunos casos utiliza la colaboración de un psiquiatra, en otras él mismo actúa como tal para abordar las causas que han dado lugar a la enfermedad. Rojas Marcos comenta la actuación de las partes, médico y paciente, y hace un desarrollo de sus aspectos psicológicos.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2008 | Planeta y Espasa |
276 |
978-84-08-08105-0 |
Comentarios
Este libro podría considerarse como una introducción a la medicina humanitaria, aquella que tiene en cuenta el corazón y la mente, el paciente y su entorno. También podría considerarse una introducción al médico Valentín Fuster y a sus afortunados enfermos. La exposición de los casos clínicos, que realiza con la colaboración de la periodista Emma Reverter, es clara, entretenida y aborda cuestiones que nos pueden afectar a todos, como la obesidad, la vida sana, el estrés o las relaciones personales; por ejemplo cómo afecta a los hijos de los cónyuges divorciados el segundo matrimonio de uno de sus progenitores. Rojas Marcos amplía el ángulo para desarrollar las causas psicológicas de la enfermedad y la conveniencia, para las personas afectadas por la enfermedad cardiaca, de tener un carácter optimista y abierto a los demás. Como siempre no podemos estar de acuerdo con el tratamiento que da Rojas Marcos a la homosexualidad o la eutanasia. Sobre un caso de “no reanimación” de un anciano que había sufrido dos paradas cardiacas consecutivas elabora toda una teoría sobre la eutanasia. Considera la homosexualidad como algo innato, consecuencia de las hormonas que actúan durante la gestación, y prescinde de las consecuencias subjetivas y sociales, salvo para pedir su legalización. Es “inmenso” el siguiente argumento del psiquiatra: “Parece como si el diseño anatómico de los genitales humanos revelase un plan superior imperturbable para su único uso correcto”. A ello podemos responder que todas las cosas admiten un uso natural y un uso accidental. La boca está hecha para comer y para hablar, pero ello no impide tratar de arrastrar un camión con los dientes; se trata de un uso accidental y posiblemente poco aconsejable. Una vez más hay que denunciar que el subtítulo o reclamo que figura en la funda del libro: "Claves para el bienestar físico y emocional", no se corresponde con su contenido, salvo porque el fin general de la medicina y la psiquiatría no es otro que el bienestar físico y emocional de las personas.