La jóven Cristina Guzmán es viuda y con un hijo. Culta, de origen aristocrático, al enviudar se encuentra sin recursos en Madrid y sale adelante impartiendo clases de idiomas en un entorno modesto.
Un rico norteamericano residente en la capital de Francia, Mr Prince de Vilmore, rey del acero, la descubre y contrata para hacerse pasar por su nuera, Fifí de Monterreale, que ha abandonado al hijo del norteamericano dejándole sumido en la depresión y casi en la locura.
Una novela que transcurre entre Madrid y París, en los felices años veinte del siglo pasado. Su éxito abrió a la autora las puertas de la novelística española hasta 1960, año en el que publicó su última obra.
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Cristina Guzmán es una novela
Cristina Guzmán es una novela de época -los felices años veinte- y de una sociedad de relumbrón que todavía creía en la aristocracia, el dinero, la frivolidad y la fama (excepto la aristocracia de sangre se trata de valores que todavía se mantienen cien años más tarde). "Trivial y rosa" la calificó alguien; no obstante, alcanzó un gran éxito en España, fue traducida a ocho idiomas, llevada al cine y al teatro, objeto de muchas ediciones y aún ha sido reeditada en 1991. Es una prueba de que los valores y las carencias son parecidos en todas las sociedades.
La autora de la Introducción -hija de la autora- escribe que "es una novela de mujer escrita principalmente para mujeres, tanto en su estilo intimista como en la pintura de los personajes y su entorno" (pág.32). No sé si es cierto, porque en otro lugar afirma que durante la guerra civil se leía en las trincheras. Es, en todo caso, una novela femenina que pone de relieve la capacidad de la mujer para salir adelante por sí misma cuando la ocasión lo requiere. En ella encontramos dos personajes opuestos: Cristina Guzmán, viuda, que saca adelante a su hijo impartiendo clases de idiomas, mientras que la frívola Fifí de Monterreale no ve más futuro que contraer matrimonio con un hombre rico, aunque esté enfermo, aunque no lo quiera y termine abandonándolo.
La novela defiende determinados valores que explican su éxito. Carmen de Icaza no teoriza sobre ellos sino que le había tocado vivirlos a élla misma. Son valores que hoy nos siguen pareciendo necesarios. Escribe la autora: "Bubi [su hijo] será un ser fuerte de cuerpo y alma, útil, emprendedor, alegre, tomando la vida tal y como es y no pidiéndole lo que no da. Esa es la clave de la felicidad. Conformidad, aceptación, no resignación que suena a fracaso y tristeza sino conformidad alegre, optimista" (pág.105).
"La inmensa mayoría de la gente pide y pide y pide en amor, en posición, en bienes. Fulano tiene, Mengana puede. Miran hacia arriba y nunca hacia abajo, hacia los que nada tienen ni pueden". "Piensan 'mi felicidad sería conseguir esto o aquello' y mientras tanto la dicha está junto a ellos, diluida quizá en las cosas más pequeñas de la vida diaria: En un vaso de agua fresca cuando hace calor, entre las chispas de los leños de un día crudo de invierno, en las páginas de un libro, en un apretón de mano o entre los rizos de un niño" (pág.106).
Concluye exclamando: "No quiero que me sirvan ¡sino servir yo para algo!" (pág.129).
Su estilo literario es sobrio y esquemático como corrresponde a una primera novela. Destacan en ella sus personajes y sobre todo la protagonista, Cristina Guzmán; tangencialmente reproduce los ambientes en los que transcurre el relato. El final de la obra es sorprendente, pero está muy abreviado y hay que fijarse para descubrir su enseñanza. Recomendada para todos los públicos, especialmente para aquellos que se inician en la lectura; se ilusionarán con ella.