Es un libro ameno, didáctico, que conserva el tono de las conferencias –dictadas en Toronto, Oxford y Bolonia– que lo inspiraron. Además de prestigioso semiólogo, veterano polemista, prolífico ensayista y convencido humanista, Umberto Eco es uno de los novelistas que más éxito ha cosechado en el mundo entero. La experiencia de ver traducida su vasta obra a tantas lenguas le ha dado la privilegiada oportunidad de acercarse a los problemas concretos de la traducción y extraer una serie de conclusiones reveladoras, útiles, muy persuasivas.
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La cuestión central radica en la pregunta ¿qué quiere decir traducir?, y en la respuesta que Eco ofrece y explica: decir casi lo mismo. A primera vista, podría parecer que todo el esfuerzo se centra en definir o acotar ese «casi» pero enseguida surgen dudas en torno al propio «decir» e incluso en ese «lo mismo». De la pregunta a la respuesta, este libro constituye una de las aportaciones más brillantes y diáfanas a la eterna discusión sobre las traiciones de los traductores. Como dice el refrán italiano 'traduttore, traditore', pero Eco no se conforma con juzgar así, sobre todo, movido por una larga experiencia con las traducciones de sus propias obras. El traductor es más bien un artista de la palabra, pues ésta debe ser capaz de incorporar no sólo lo significados, sino también los valores de una cultura ajena. Además de remitirse a la teoría, ofrece ejemplos prácticos y propone incluso una divertida versión del Génesis, tal como lo haría el traductor automático de Altavista. Así comienza su libro: "Qué quiere decir traducir? La primera respuesta, "decir lo mismo en otra lengua", sería una buena respuesta, y también consolatoria, si no fuera porque, en primer lugar, tenemos muchos problemas para establecer qué significa "decir lo mismo", así como tampoco sabríamos dar una respuesta satisfactoria para todas esas operaciones que llamamos paráfrasis, definición, explicación, reformulación, por no hablar de las pretendidas sustituciones sinonímicas. En segundo lugar, porque no sabemos qué es el "lo", esto es, ante un texto no sabemos lo que debemos traducir. Y, por último, porque en algunos casos abrigamos serias dudas sobre lo que quiere decir. Si el traductor/a es inteligente, puede explicar los problemas que surgen en su lengua incluso al autor. Traducir quiere decir entender tanto el sistema interno de una lengua como la estructura de un texto en esa lengua". Uno de los ejemplos prácticos que sugiere es el siguiente: "Supongamos que en una novela inglesa un personaje dice It's raining cats and dogs. Sería un simple el traductor que, pensando que está diciendo lo mismo, lo tradujera literalmente como Llueve perros y gatos, y no como Llueve a cántaros o Caen chuzos de punta. Ahora bien, ¿qué pasaría si se tratara de una novela de ciencia ficción, escrita por un adepto de las denominadas ciencias "fortianas", que relatara que, de verdad, llueven perros y gatos? Se traduciría literalmente, de acuerdo (...) Ven ustedes lo difícil que es decir qué es lo que un texto quiere transmitir, y cómo transmitirlo".