Es la historia de un indiano noble que carga con su fatídico destino, Don Álvaro, quien tiene un romance con una doncella aristocrática, Leonor; lucha contra los prejucios morales y sociales, con respecto a sus raices, representados por el padre de la joven, el Marqués de Calatrava. Esto provoca la frustrada huida de los amantes, en la cual accidentalmente muere dicho Marqués, iniciando con esta acción la tragedia del protagonista. Leonor se refugia en un monasterio, él viaja a Italia, donde se encuentra a Carlos, uno de los hermanos de su amada, con quien hace migas hasta que se enteran ambos de sus identidades , lo que los lleva a un duelo donde perece Carlos. El sobreviviente se refugia casualmente en el mismo convento que Leonor, donde se profesa como fraile, de su paz le viene a sacar el último hermano de ella, Alfonso, quien lo reta a duelo, donde también muere, no sin antes descubrir la presencia de su hermana en dicho convento, por lo cual la mata, destrozando una vez más las esperanzas del amante. Cuya única escapatoria a su destino es el suicidio.
Dentro del mismo título encontramos la intención del autor, el sino como fatalidad que envuelve la vida humana y la lleva al abismo o a la cima. Convirtiéndose este tópico en fundamento romántico de la obra.
Comentarios
Me parece una obra de teatro tan increíblemente exagerada que resulta un paradigma del romanticismo exagerado. Por eso me parece recomendable. Y es entretenida. La muerte accidental del padre de Leonor desata una catástrofe y cualquier posible solución es perfectamente bloqueada por la férrea mano del escritor, que no va a dar tregua a los implicados. Resulta gracioso además el recurso del convento como penitencia: los desengaños amorosos conducen a las mujeres al convento; los duelos conducen al convento... Realmente los conventos del romanticismo debían estar plagados de casos interesantísimos.