Segundo volumen de la Autobiografía de Arthur Koestler en la edición de Alianza/Emecé (1974). Pertenece a la primera parte publicada por el autor en 1952 bajo el título de La flecha en el azul. Comprende su estancia en Jerusalén, París y Berlín como corresponsal de los principales editores alemanes de prensa.
En Berlín, Koestler describe el hundimiento de la República de Weimar, de sus dos grandes partidos, socialdemócrata y demócrata-cristiano, y la llegada al poder del Partido Nacional-Socialista encabezado por Adolf Hitler. El 31 de diciembre de 1931 el autor solicita su ingreso en el Partido Comunista.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
---|---|---|---|---|
1974 | Alianza Editorial |
206 |
978-84-206-1495-5 |
Segundo volumen de la edición de Alianza/Emecé. Existe una edición de Flecha en el azul del año 2000. |
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Frecuentemente nos hemos
Frecuentemente nos hemos preguntado por las causas de la aparición en las democracias occcidentales de los partidos de extrema derecha y populismos de extrema izquierda. El interés de este volumen de la Autobiografía de Arthur Koestler reside en la posibilidad de establecer un paralelismo entre la situación actual y los motivos que pusieron fin a la República alemana de Weimar.
La República de Weimar fue el régimen democrático establecido en Alemania en 1918, despues de la Primera Guerra Mundial, y terminó en 1933 a manos de Adolf Hitler y del Partido Nacional-Socialista. En este proceso, el autor se detiene en tres puntos principales: a) Las causas económicas de la crisis y polarización de la sociedad alemana. b) La crisis de los grandes partidos, socialdemócrata y demócratacristiano. c) Auge del nacional-socialismo y del comunismo.
El autor recuerda como Alemania había sufrido un periodo de inflación galopante que arruinó a gran parte de la población, a ésta siguió la depresión económica consecuencia del crack, en 1929, de la Bolsa de Nueva York: "En verano de 1931 -escribe Koestler- las cuatro casas bancarias principales de Alemania habían cerrado" (pág.159), y "uno de cada tres obreros vivía de limosna. La carne, el café, la fruta, se habían convertido en lujos fuera del alcance de vastas zonas de la población y hasta el pan se medía" (pág.111).
Koestler atribuye a la inflación y el desempleo la destrucción de las clases medias: "La desintegración moral y económica de la zona media de la sociedad provocó el fatal proceso de polarización", y -continúa- "los elementos más activos de la burguesía empobrecida se convirtieron en los rebeldes de Derecha o Izquierda, los fascistas y comunistas se repartieron a partes iguales los beneficios de esta migración social" (pág.108). Para el autor no se trataba solo de una crisis económica sino también espiritual: "El liberalismo había traicionado sus ideales y tampoco cabía esperar nada de los socialistas cuyo prontuario era un catálogo de actos de oportunismo sin principios" (pág.90). "En la década de los treinta -concluye- la conversión al comunismo era expresión de la deseperación" (pág.113).
En el otro extremo, el Partido Nacional-Socialista crecía: "En 1929, la desocupación en Alemania alcanzó a un tercio de los trabajadores y la fuerza del Partido Nacional-Socialista aumentó a la misma velocidad" (66), finalmente, el mariscal Hindenburg, seis meses después de ser elegido Presidente de la República en 1932, entregó el poder a Hitler (pág.90). "La nación más grande de Europa -lamenta Koestler- votó, mediante métodos perfectamente democráticos, la entrega del poder a sus propios asesinos" (pág.66).
Entre tanto, los llamados progresistas miraban con simpatía el experimento social iniciado en Rusia en 1917. Afirma Koestler que entonces no eran conocidas las purgas y el terror que se inició en la URSS en 1934, por el contrario, "el movimiento comunista aparecía como una prolongación lógica de la tendencia humanista progresista" (pág.123), y "esto no se lograría sin un poco de lucha y derramamiento de sangre, pero esa parte del programa me dejaba indiferente" (pág.120). El 31 de diciembre de 1931, Koestler solicitaría el ingreso en el Partido Comunista alemán, en el que iba a permanecer hasta 1938.
Parece como si la lectura de este libro hubiera respondido, de algún modo, a la pregunta que planteábamos al principio sobre la crisis económica, la polarización política, el desencanto con el régimen democrático y la aparición de partidos políticos de extrema derecha y extrema izquierda. El libro se lee con facilidad y es para lectores interesados en las cuestiones políticas e históricas.