Esta novela constituye un fehaciente testimonio antirracial, protagonizado por la madre del autor, una mujer de origen judío, cuyos padres polacos emigran a los Estados Unidos. Desarraigada de los vínculos familiares, se casa con un hombre negro, sureño, y gasta su vida en criar y educar a sus doce hijos, desafiando y venciendo los problemas de raza, religión y sociales que se interponen constantemente en su camino. En su vejez contemplará hecho realidad el sueño de su juventud.
El relato de sus memorias se escribe a dos voces: la de su octavo hijo, periodista, que anhela descubrir las raíces de sus antepasados para encontrar su propia identidad personal, y la de la madre, que desvela su azarosa vida. Con estilo sencillo y directo se van enhebrando unos hechos externos que revelan el proceso interior de ambos. El talante de la protagonista es admirable: con su firme convicción de que todos los seres humanos son iguales, afronta un matrimonio interracial en la década de los 40, cuando no sólo estaba mal visto por ambas razas, sino prohibido por ley. Consigue que sus hijos cursen carreras y se integren por derecho propio en una sociedad que todavía miraba con recelo a las personas de otro color y extracción social. Resalta la faceta positiva de los derechos humanos y el valor de la familia, en un contexto de hechos inmorales aislados, consecuencia de la escasa formación religiosa y cultural de los protagonistas: un aborto voluntario y unas relaciones prematrimoniales.
Comentarios
Dura y entrañable a un tiempo
Dura y entrañable a un tiempo. La alternancia de dos narradores (madre e hijo) funciona bien.