Una corredora aparece muerta en el Central Park de Nueva York. A continuación, y a lo largo de cuatrocientas setenta páginas más, suceden una gran cantidad de cosas no necesariamente relacionadas entre sí. Los personajes son los de siempre: la doctora forense Kay Scarpetta, su compañero Benton Westley, el teniente Marino Roco, su sobrina Lucy Farinelli y otros investigadores.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
---|---|---|---|---|
2011 | Ediciones B, S.A. |
482 |
978-84-9872-737-1 |
Comentarios
Las anteriores novelas sobre
Las anteriores novelas sobre la doctora Scarpetta tenían el atractivo de sus personajes y el entorno poco usual en el que los había situado su autora: la ciudad de Charlotte en Virginia. El factor Scarpetta está ambientado en la ciudad de Nueva York. A pesar del título la doctora tiene en esta obra escasa participación. Nos encontramos ante un caos de escenas, unidas con dificultad, y los personajes se multiplican sin mesura. Una explicación a este caos puede encontrarse en el último párrafo del libro que dice así: "Los recuerdos son como lo que encuentras en la cocina, todas esas menudencias que encontramos en cajones y armarios oscuros; fragmentos y trocitos que parecen superfluos e incluso malos, pero que en realidad son capaces de mejorar lo que uno hace". Así pues la obra estaría compuesta de recuerdos de la autora, en algún momento insuficientes, pero que ahora han podido ser publicados.
En la sobrecubierta delantera –lugar poco frecuente para esos menesteres- se lee un breve comentario elogioso: "En lo que a ciencia forense se refiere, Cornwell es intocable". Posiblemente se refiera a otra obra ya que la presente novela tiene muy poco de ciencia forense y mucho de innovación informática, desde audífonos con mando a distancia hasta relojes de pulsera con puerto USB. En lo que es maestra Cornwell es en la elaboración de los diálogos. La autora visualiza una escena y brotan de ahí montones de páginas de diálogos sin mucho sentido, pero creíbles. Sería de desear que los traductores no tradujeran el americanismo "shit" (mierda) por el vulgarismo "¡hostia!". Un anglosajón nunca utilizaría una expresión tan poco apropiada.
Cuando aparece en la novela el "hombre-lobo", que ya conocíamos de otra obra anterior, me sentí tentado de abandonar; no obstante estaba cerca de la página cuatrocientos y no quería desistir. Al final la autora se apiada de nosotros, el hombre-lobo se ha hecho una depilación eléctrica y lleva una vida casi normal. El contexto es absolutamente contemporáneo; la autora menciona al presidente Bush, al que se refiere despectivamente; el atentado de las Torres Gemelas; la crisis de Leman Brothers y a Obama.
Esta novela de Cornwell es –a otro nivel- como los tebeos del Capitán Trueno; los mismos personajes, nuevas aventuras y la amenaza de un rótulo que diga "continuará". Lo malo es que ya no somos niños. En muchos momentos el lector debe resignarse a no saber cómo encaja lo que está leyendo con lo anterior o de dónde ha salido el último personaje. Al final la corredora asesinada en Central Park no es más que un recurso manido para echar a andar la novela.