Durante el servicio militar, Mohammed, un joven musulmán iraquí miembro de una importante familia chiíta, descubre con espanto que su compañero de cuarto es cristiano. Entre ambos hombres surge una relación paradójica, de la que Mohammed saldrá transformado. De vuelta a la vida civil, mantiene un único deseo: convertirse al cristianismo. ¡Una auténtica locura, impensable entre sus familiares y allegados! En el islam el cambio de religión constituye un crimen. Su familia es capaz de todo con tal de hacerle desistir, aunque en vano. A las amenazas y los golpes les suceden la prisión y las torturas. Mohammed, convertido en Joseph una vez bautizado, vive un largo calvario, pero no cede un milímetro. Se dicta una fatwa contra él y sus hermanos le disparan en plena calle. Herido de gravedad, Mohammed se desploma en el suelo…
El precio a pagar es una historia verídica.
Después de superar las vicisitudes relatadas en este libro, Joseph Fadelle llega a Francia con su familia en el año 2001. Desde entonces es ciudadano francés.
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Hay muchas historias de
Hay muchas historias de conversiones, de personas muy variadas, de procedencias diversísimas. La conversión de Joseph Fadelle es, sin duda heroica, pues seguir adelante con la fe descubierta llevó consigo infinidad de sufrimientos. No me extraña que este libro lleve siete ediciones, aun no siendo literariamente una maravilla. Quizá el hecho de ver una historia contada de modo muy sencillo acentúa la credibilidad. Una vez más se nos muestra la tiranía de muchas sociedades islámicas, la falta de libertad, el enconamiento contra lo que es verdaderamente de Dios. Y el lector piensa en todos esos cristianos que viven en Irak, en Siria, en otros países musulmanes. Bien sabemos que el cristianismo es la religión más perseguida, con bastante diferencia, pero al leer una historia concreta, de un hombre que encuentra a Cristo en estos ambientes, se toca muy de cerca la maldad, el fanatismo, la injusticia. La historia es dura, pero conmovedora. Merece la pena dedicarle un tiempo.
El seudónimo esconde la verdadera identidad del autor. Es vida real, vivida, y sellada con sangre. Se cumple en el protagonista la palabra del Evangelio: "Seréis entregados incluso por padres y hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas" (Lc 21, 16-19).
Mohamed puede experimentar todas esas palabras de Jesús impulsado por la fe. Junto a una cadena de penalidades causadas por la intransigencia islámica, él perteneciente a una de las mejores familias iraquíes y sucesor de su padre, es objeto de una fatwa, condena de muerte por su acercamiento al cristianismo, y debe ser ejecutada por la propia familia, que lo toma como un honor. La sangre y los sentimientos no cuentan. Pero a Mohamed, con nombre de Joseph, no le faltan ayudas sobrenaturales para perseverar en su propósito de ser bautizado, cosa que alcanzará pasados doce años. Se dice pronto. Vemos en este caso real qué es el islam en su faceta más fanática y anticristiana.
Y uno se pregunta qué ha padecido hasta ahora por la fe que profesa. Su lectura resulta dura y no apta para todos los paladares, pero invita a preguntarnos qué hacemos por vivir nuestra fe; cómo agradecemos lo que tenemos, por ejemplo la Eucaristía; si hemos descubierto la grandeza de la caridad cristiana, que Joseph encuentra providencialmente en los amigos que conoce, por contraste con la cerrazón y odio de los suyos. La mano de Dios está también en su esposa, recibido al principio a la fuerza por las negociaciones familiares. Joseph pierde todo por la fe en Jesucristo: poder, herencia, posesiones, amistades. Y pasa de las riquezas a la pobreza.
En libro queda abierto pues la historia no ha terminado y Joseph con su mujer y sus hijos vive en algún lugar confortado por el amor de Jesucristo, por la fe sacrificada, y los amigos católicos, mientras pide oraciones al lector para que no deje dominar por el odio.