Florencia, diciembre de 1965. Se descubre el cadáver de un hombre, el “recién llegado·, como le conocen despectivamente sus vecinos, que ejercía de usurero.
El comisario Bordelli debe iniciar, muy a su pesar, la investigación.
Diotivede, el forense, ofrecerá la primera pista del rompecabezas. Y Bordelli, ante la ausencia de su compañero sardo, Piras, se enfrentará solo a un asunto siniestro que revelará los entresijos más oscuros de la realidad italiana.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2018 | Duomo Ediciones |
443 |
9788416634-99-6 |
Título original: Il nuovo venuto
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En torno a la investigación
En torno a la investigación del crimen de Badalamenti, un recién llegado a Florencia, allá por los años sesenta, y odiado por muchos por usurero y manipulador, chantajista, Bordelli, el comisario, va mostrando su carácter vocacional y peculiar: intuitivo, generoso, mujeriego, amigo de sus amigos, constante en su trabajo, no tanto en sus costumbres y hábitos (no puede dejar de fumar, aunque lo intenta una y otra vez), aparentemente desordenado, pero observador, buen compañero, muestra su humanidad y ternura, tanto cuando visita en el hospital a su amigo el brigada Baragli, enfermo de gravedad, con quien juega a las cartas y al que entretiene contándole cosas del trabajo.
Toda la historia se centra principalmente en Florencia y su entorno. Disfrutará aún más el lector que conozca bien esta zona, ya que el escrito pormenoriza todos los recorridos que el comisario va haciendo; y el lector ajeno a este conocimiento, se pierde un poco en ello. También aparece Cerdeña, Bonacardo, la tierra de Piras, que se recupera de un atentado en casa de sus padres, María y Gavino, que fue antiguo compañero de Bordelli en la guerra. Piras fue ametrallado, junto a otros compañeros, en plena carretera, en un control, en el que atacaron cuatro delincuentes de Milán, tres de ellos recién huidos de la cárcel.
La guerra aparece como una telaraña de fondo que justifica recuerdos y pensamientos tristes, crueles, entre partisanos y fascistas seguidores de Mussolini, el que había llamado a los alemanes, humillación punzante que aún está en carne viva en los corazones de los que vivieron aquellos años.
En el pueblo de Piras aparece muerto el hermano de una vecina, aparentemente suicidado. Pero Piras también es policía de vocación y no puede quedarse quieto. Investiga.
Las investigaciones son interesantes y minuciosas. Lástima que el contexto de aquellos años, avanza entre una siniestra y oscura visión de la Iglesia, clerical, beatorra, en un país católico, y la luz de un progreso aún por llegar, y más, por generalizarse. Por ejemplo, la instalación del teléfono en casa de Piras, permitirá, por fín, a Bordelli, volver a hablar con Gavino y con el mismo Piras que cuenta con su ayuda para sus investigaciones. El hecho de tener Gavino televisión, permite a los vecinos y amigos unirse y, ver de vez en cuando, una película.
Contraste entre los mayores, trabajadores, generosos, austeros, con pensamientos y recuerdos generalmente duros, de la Guerra; y los jóvenes, algunos insolentes y groseros, respondones, con deseos de salir de ese ambiente.
Las mujeres son tratadas con respeto, pero se las generaliza como putas o ignorantes o sufridas amas de casa.
La alternancia de párrafos, entre el caso Bordelli y el de Piras, obliga al lector a estar en un sitio u otro.
El libro gustará a los amantes del género policial y de investigación. Está bien escrito. A pesar de los duros recuerdos y pensamientos de los protagonistas, poco trascendentes en general, pero llenos de una generosa humanidad. Bordelli, como policía convencido, algo anárquico y desordenado, también en su vida amorosa y afectiva. Piras, más centrado en su novia a la que aún no quiere dar a conocer a sus padres, y en hacer bien su trabajo a pesar de que está de baja, recuperándose. En general, es entretenido.