Una novela de amor y espionaje en el exotismo colonial de África.
La joven modista Sira Quiroga abandona Madrid en los meses convulsos previos al alzamiento arrastrada por el amor desbocado hacia un hombre a quien apenas conoce. Juntos se instalan en Tánger, una ciudad mundana, exótica y vibrante en la que todo lo impensable puede hacerse realidad. Incluso la traición y el abandono de la persona en quien ha depositado toda su confianza. El tiempo entre costuras es una aventura apasionante en la que los talleres de alta costura, el glamur de los grandes hoteles, las conspiraciones políticas y las oscuras misiones de los servicios secretos se funden con la lealtad hacia aquellos a quienes queremos y con el poder irrefrenable del amor.
Una novela femenina que tiene todos los ingredientes del género: el crecimiento personal de una mujer, una historia de amor que recuerda a Casablanca… Nos acerca a la época colonial española. Varios críticos literarios han destacado el hecho de que mientras en Francia o en Gran Bretaña existía una gran tradición de literatura colo nial (Malraux, Foster, Kippling...), en España apenas se ha sacado prove cho de la aventura africana. Un homenaje a los hombres y mujeres que vivieron allí. Además la autora nos aproxima a un personaje real desconocido para el gran público: Juan Luis Beigbeder, el primer ministro de Exteriores del gobierno de Franco.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2009 | Temas de hoy |
608 |
978-84-8460-791-5 |
Comentarios
La historia de una mujer contada por una mujer... no me puede gustar más. Me ha mantenido pegada a las páginas hasta que he terminado el libro; a veces tiene ciertas expresiones que creo que debería pulir, aunque sean correctas; expresiones que fuera de Madrid nos suenan "raro": "quererla recuperar del ayer", no sé si es correcto o no, yo no soy filóloga, pero realmente aquí en el Norte de España suena mal, mal. Aparte de estas cuestiones, a mi el libro me ha fascinado: ha sido capaz de tratar la guerra civil española con normalidad, sin hacer bandos de mejores o peores, la historia que cuenta es apasionante y posiciona al lector en un momento histórico con mucho rigor. Para mí, un 9 sobre 10.
A causa de cierta información negativa tenía esta novela sin leer. Durante tres años ha encabezado la lista de libros más vendidos. Ahora ya he subsanado el error. Una de las críticas que se hacen de la novela es la de que se trata de un libro "gordo". Nunca he entendido este tipo de críticas. Si la novela está lograda poco importa su grosor. Otra cosa es engordarla artificialmente. Me gustaría no incurrir en contradicción, ya que yo también me he quejado en ocasiones de libros gruesos, sobre todo en aquellos referidos a la serie negra. Una buena novela lo es aunque sea gruesa, y a una novela mala es una medida de prudencia hacerla adelgazar aunque supongo que no por ello dejará de ser insatisfactoria. "El tiempo entre costuras" podría prescindir de la cuarta y última parte: el viaje a Portugal, pero las tres primeras están muy bien tratadas. No deseo extenderme sobre lo que me parece bien de esta novela, de la que me gustan muchas cosas, pero quisiera resaltar el hecho de que utiliza como telón de fondo la guerra civil española, pero la obra no gira alrededor de la división en bandos ni la autora los utiliza como sinónimos de buenos y malos. La protagonista vive en la zona nacional -en el Protectorado de Marruecos- donde espía para los ingleses. Algo, por lo tanto, bastante equilibrado. La autora no sólo ha investigado el contexto histórico sino que se aprecia que utiliza la tradición oral familiar (ver en los agradecimientos). En conclusión, no nos encontramos ante una novela para mujeres, sino ante una obra de gran interés escrita por una mujer y protagonizada por otra.
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Estoy de acuerdo con Acabrero, me está costando terminar la novela, y no por que sea larga, sino porque se hace pesada. La historia tiene mérito, entretiene, pero sólo hasta poco más de la mitad del libro. Otra novela ambientada en la guerra civil, "La hija del Ministro" de Miguel Aranguren, es larga pero no espesa; te mantiene en vilo hasta el final, y está muy bien escrita. También estoy de acuerdo con que los personajes son insulsos, no les llegamos a conocer, ¿porqué?, porque la autora pierde demasiado tiempo en monólogos aburridos. Aún así, tiene mérito por el contenido histórico y por ser una alternativa decente, aunque mediocre, a la mayoría de novelas modernas.
La autora ha trabajado una novela a fondo, con su experiencia de profesora universitaria de filología inglesa. Se ha documentado lo suficiente para trenzar el entramado histórico que sustente a los personajes bien caracterizados y con visos de realidad; no son de cartón piedra. La acción es creíble y se desarrolla a buen ritmo, a veces trepidante. No todo es plenamente verosímil, pero encaja en el conjunto. Los lugares y ambientes estás bien descritos y documentados. Ahora se escribe pensando en el cine, pero no siempre con acierto. Esta vez la novela de Dueñas es una buena novela, bien trabada y más siendo la primera. El final lo deja abierto para que el lector elija lo que le guste. Quizá sea un acierto. El elemento femenino está bien presentado y hasta ensalzado cuando la protagonista, Sira o Arish juega su baza final, su triunfo saturada de orgullo. No sé si es bueno tanto ego, aunque sea como reacción a las manipulaciones.
Se agradece que no caiga en el tópico de poner algunas páginas con sexo más o menos explícito, pues una buena novela o una película aceptable no los necesitan. La elipsis es oficio de buenos profesionales con nivel humano y literario. Pero muchos, por decir una mayoría, han caído en esas redes, incluidos muy famosos escritores, que se habrán arrepentido de hacerlo. Delibes es uno de ellos. No es el caso, afortunadamente de Dueñas. En cambio se le puede poner un reparo por el tono amoral de los personajes principales desde la distancia que toma la autora, perdiendo ocasión de ofrecer alguna guía de rectitud sin caer en moralina. Eso lo saben hacer los buenos escritores. En cualquier caso es una novela recomendable, con nivel superior a la media.
Muy en la línea de la novela actual: protagonista cosmopolita. La historia se desarrolla en el Madrid anterior a la guerra civil, en el Marruecos colonial –más concretamente en Tetuán y Tánger-, en el Madrid de la posguerra y en Lisboa. Los personajes de corte histórico pertenecen al alto estamento militar, muy próximos al Caudillo. Nunca pudiera haber imaginado de conductas “poco convencionales”. Y también extranjeros: principalmente alemanes, ingleses y portugueses.
La autora presenta una bibliografía de libros históricos en los que parece haber buscado la inspiración. Así personajes como Rosita Fox y los militares pertenecen a la historia. Los tejemanejes de los aliados y de los nazis en la segunda guerra mundial, para implicar a España o bien para mantenerla alejada del conflicto constituyen el marco en el que se desarrolla la novela.
Sira, la protagonista, modista de profesión y mujer abandonada de vocación, se convierte en una espía con todos los peligros que esa misión conlleva.
El final de la novela fue querido por la autora como un final abierto, con varias opciones; quizás para recordar al lector que no es otra cosa, su novela, que una creación literaria.
Entre los personajes “amables” con la protagonista encontramos a un joven “ambiguo” que por ser hombre y participar de actitudes femeninas se convertirá en el confidente y consejero de la protagonista llegada a Tetuán y por lo tanto desconocedora de los entresijos sociales. Igualmente ayudarán a Sira la “posadera” y la criada de la pensión a la que llega una Sira abandonada, desposeída y flaca de salud. Todos estos personajes provenientes de las capas sociales bajas aportan una expresividad acorde con su situación social.
De todos modos, la principal ayuda de Sira será sus propias ganas de superarse, de luchar por superar los condicionamientos con los que el egoísmo ajeno la limita. Y consigue sus metas, una a una.
La trama resulta entretenida al lector y razonablemente “posible”. Lo mejor es que con facilidad introduce al lector en el entramado de vicisitudes de la protagonista y provoca el deseo de conocer el final de tanta situación convulsa y peligrosa.
Ofrece al lector un panorama de la situación histórica, social y económica de la España de la mitad del siglo XX. Y por entonces –desde 1922 hasta 1956– Marruecos también era España.
Los personajes mantienen una línea de conducta limitadas por las posibilidades económicas. Los ideales, si es que los hay, se podrían agrupar en torno a la “bondad” en la defensa de los ideales políticos de la democracia y por lo tanto en contra de la dictadura militar y por supuesto en contra de los países de Eje, de inspiración nazi.
La amistad que surgirá entre Sira y Rosalinda Fox o la de Sira y Marcus Logan, el espía británico, estarán encuadradas por ese convencionalismo político. En las demás relaciones tendrá cabida la traición y la deslealtad, el doble juego. Todo es relativo.
La novela no es una gran narración, pero tampoco se puede echar por tierra. En estos momentos en que hay tantas novela mala, tanto escritor que tiene que recurrir a escenas escabrosas para dar algo de contenido al libro, creo que ésta se salva y sale muy bien posicionada. Es cierto que no harían falta tantas páginas, es más creo que cada parte podría ser una novela; también es cierto que el relato es totalmente lineal y que a veces se para en minucias de poca monta, que literariamente está poco hecha, pero no creo que sea suficiente como para hacer un juicio tan severo que la desacredite totalmente. En la pág 368 la autora muestra el interés que le suscitaron los novelones que encontró en la casa de su vecino y como se aficionó a ellos por no tener otro medio de remediar el tedio. Cita a Fortunata y Jacinta, quizá esto explica el número elevado de páginas y que realmente sea un novelón en su longitud.
La recomendaría: creo que es una lectura de pasatiempo en la que la autora ha procurado documentarse (como se ve en la bibliografía) para hacer también un poquito de novela histórica y para dotarla de una cierta trama de intriga
Discrepo con la opinión de acabrero sobre la novela: esta novela realmente engancha. Sobre sus objeciones, no se debe descalificar una novela por su extensión. Salvando las distancias, ¿habría que reprochar la extensión de "La Regenta", o de "Ana Karenina", o de "Los hermanos Karamazov"? Chejov no se habría extendido tanto con esta última, ni Unamuno con la de Clarín, que, por cierto, se extiende en interminables páginas al comienzo describiendo hasta el último detalle lo que ve el Magistral desde la torre de la catedral de Vetusta.
Asimismo, creo que están muy conseguidos los personajes de Sira, la protagonista, y otros secundarios. Sira no es frívola y superficial, en todo caso lo es Ramiro, que la abandona al poco de comenzar el relato.
En fin, como opera prima "El tiempo entre costuras" es una buena novela.
Me ha costado bastante trabajo terminar la lectura de esta novela. Debe haber un empeño en algunos editores por editar novelas gordas, quizá porque resulten rentables si cuentan con venderla bien en la primera oleada y con una buena promoción. Esta novela no tiene ningún motivo para ser gorda –más de 600 páginas-. Se podría haber dicho lo mismo en 200. La autora no tiene ningún recurso literario de calidad y todo se va en explicarnos todo lo que va ocurriendo hasta en las más pequeñas nimiedades, y con reiteración. Es como llamarle tonto al lector. La novela no tiene personajes, es decir, no hay ni un sólo personaje bien caracterizado, ni siquiera la protagonista, de la que sólo podríamos decir que es una mujer frívola y superficial. Los demás personajes, incluso los que tienen base histórica, no están definidos. No se queda en la memoria del lector la imagen de ninguno de ellos. Teniendo como base unos cuantos hechos históricos, apenas se sirve de las circunstancias apasionantes del momento en España y nos presenta una especie de novela de aventuras, con unos cuantos momentos de cierta tensión que se ve a la legua que son de aficionadillo. Yo le aconsejaría a la autora que empezara por algún relato corto, para aprender a definir los personajes y a utilizar los recursos de la lengua castellana que utilizan nuestros grandes autores contemporáneos y que ella, como filóloga debe conocer.