Rojas Marcos analiza los factores que determinan la idea de nuestro "yo", como la infancia, los valores culturales, el autocontrol, el odio a uno mismo, los estados depresivos, así como el papel de la autoestima en las relaciones con los demás. El autor defiende que entender las claves de la autoestima es una inversión muy segura, ya que, ¿hay algo más determinante en nuestra vida que cómo nos sentimos con nosotros mismos?
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2007 | Espasa Calpe |
280 |
978-84-670-2465-4 |
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Desde 'Las semillas de la
Desde 'Las semillas de la violencia' hasta 'La autoestima' los libros de divulgación de la psicología del doctor Luis Rojas Marcos han mejorado en interés y facilidad de comprensión; ello no es óbice para que, por la naturaleza de la materia, sea necesaria una lectura repetida del texto para su mejor comprensión. La autoestima es un concepto básico en el estudio de la personalidad del hombre o de la mujer que determina y explica muchos de sus actos y la evolución general de su vida. Luis Rojas Marcos se remonta a su infancia y juventud para explicar, con gran simpatía, como logró superar el cliché que pesaba sobre él de chico hiperactivo, que sólo serviría en el futuro para ejercer un oficio. Enumera las causas de la autoestima o de la falta de ella: el cariño recibido durante la infancia, la percepción que tiene el sujeto sobre el concepto que los demás tienen de él y la elección de unas metas razonables, no exorbitantes, para la vida. La autoestima, afirma, va ordinariamente unida a un carácter extrovertido y optimista. Las desviaciones de la autoestima pueden ser por exceso (prepotencia) o por defecto (impotencia o mal concepto de uno mismo).
En otro orden de cosas y como única objeción a las tesis del autor señalaremos que, como de pasada, afirma que a los enfermos diagnosticados de Alzeimer debería ofrecérseles la posibilidad de pedir que no se alargue su vida artificialmente; Rojas Marcos señala como estos enfermos sobreviven una media de once años desde que son diagnosticados. Considero que esta sugerencia del autor obedece más a una aspiración personal que a un planteamiento objetivo. Los enfermos de Alzeimer necesitan los mismos cuidados que precisa un niño, o sea, que les hagan todo. Su vida no se prolonga artificialmente sino que, por el contrario y de seguir al autor, habría que intervenir positivamente para ponerle fin. Una idea peligrosa y poco sensata que, difundida por un psiquiatra del prestigio de Rojas Marcos, puede producir mucho daño.