Ciudad Real, 1644. Quevedo llega a las tierras de su señorío después de haber permanecido varios años en prisión sin conocer el motivo. Allí evoca los episodios más importantes de su vida y el entorno de este periodo tan intenso del siglo XVII. La obra, de gran fuerza narrativa, contiene toques de ingenio muy adecuados al personaje.
Comentarios
Lo mejor de esta novela es la caracterización del personaje de Quevedo: las descripciones del autor le hacen verosímil, no sólo por las referencias históricas concretas, sino también por el perfil caracteriológico del escritor y poeta, de forma tan real que son palpables los defectos y las virtudes: la ambición, la valentía, la amistad y la soberbia, en fin se ven reflejadas las pasiones del ser humano. El contexto histórico lo conforman los años intensos de las intrigas de la corte de Felipe III y Felipe IV, el declive de un gran reino, figuras aquí retratadas con sus miserias y sus ambiciones. Aparecen también personajes secundarios como el Gran Duque de Osuna, protagonistas de sus pequeñas historias. En definitiva, unos años revueltos, en los cuales los reyes no destacaron precisamente. La novela no es que enganche por la acción trepidante, sino por lo interesante de las anécdotas, reflexiones, por su historia y poesía.