Buena parte de la fama del ingenio de Quevedo se debe a sus escritos festivos y sus sátiras burlonas frente al espectáculo de la corrupción y a las melancolías de la vida, Quevedo opone por un lado una crítica satírica –cuya capacidad expresiva convierte en violentísimo ataque- no exenta de desengaño, y una risa que si a veces quiere sólo divertir, otras tiene <> (como el propio Quevedo dice de su Hora de todos), pues, <>. En su aprobación de los Sueños escribe Fray Tomás Roca unas palabras que se pueden aplica a toda la obra festiva de Quevedo: <>.