«Quien quiere vivir tiene dónde vivir. Acérquese, crea, forme parte de este cuerpo para ser vivificado. No rehúya la compañía de los miembros». Este texto de san Agustín sintetiza magníficamente el contenido de esta obra, que afronta la cuestión de cómo la Iglesia es un lugar habitable, una morada donde vivir la vocación a la felicidad que alberga el corazón de todo hombre. En un mundo, donde el afecto de pertenencia se pone en entredicho y la desafección hacia la Iglesia crece, se trata de demostrar en qué modo la comunión eclesial es un espacio de verdadera libertad, un ambiente en el que aspirar a la santidad. La Iglesia como espacio social de la fe es mucho más que la simple reunión de los creyentes, pero tampoco es fin —el único fin es Cristo—. La Iglesia, que recibe del mismo Cristo un modo concreto de vivir en el mundo, es un espacio de encuentro necesario e indispensable, un lugar donde el cristiano —un ser-en-relación-con— puede encontrar a Cristo y experimentar la fascinante atracción de vivir con Él y para Él. «Donde está la Iglesia, allí está también el Espíritu de Dios… (1 Jn 5,6)».
Una interesante visión eclesiológica.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
---|---|---|---|---|
2019 | Biblioteca Autores Cristianos |
335 |
9788422020745 |
Comentarios
Un tratado sobre la Iglesia
Un tratado sobre la Iglesia bastante técnico e interesante. Leer artículo >>