Las Memorias de D. Joaquín Chapaprieta Torregrosa están fechadas en 1937, durante la Guerra civil española, pero no vieron la luz hasta 1971, a instancias del historiador Carlos Seco Serrano. Chapaprieta fue un político liberal, Presidente del Consejo de Ministros durante la Segunda República. Luchó para que los partidos de centro-derecha concurrieran unidos a las elecciones de febrero de 1936, en la que las izquierdas se presentaban integradas en el llamado Frente Popular. No lo consiguió, ya que cada partido individualmente aspiraba a ganar las elecciones. El resultado fue la victoria del Frente Popular y meses más tarde el Alzamiento militar. El título del libro, "La paz fue posible", hace referencia a esa falta de unión del centro-derecha, que, supone el autor, si hubiera ganado las elecciones habría pacificado la República consolidándola como lo que debería haber sido y los españoles deseaban, una República burguesa similar a las que había en los países europeos y no una República revolucionaria.
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La Segunda República ha sido
La Segunda República ha sido para España signo de contradicción. De corta duración -cinco años de paz y tres en guerra-, no existe consenso sobre la misma. Para unos fue el compendio de todos los males, para otros un experimento democrático frustrado por un golpe militar. La Segunda República se dividió en dos partes; el bienio azañista, en el cual gobernó don Manuel Azaña en coalición con los socialistas, y el bienio centrista en el que gobernaron los partidos de centro con el apoyo o en coalición con la Confederación de Derechas (CEDA). En este segundo periodo fue Ministro de Hacienda y Presidente del Consejo de Ministros don Joaquín Chapaprieta Torregrosa.
Chapaprieta fue un político liberal, que comenzó su andadura como Diputado, Senador y Ministro de la Monarquía. Su originalidad política fue su independencia. No perteneciendo a ningún partido, se presentó a las elecciones de 1933 por su circunscripción de Alicante. Los Gobiernos acudieron a él como hacendista, dada la mala situación en la que se encontraban las cuentas públicas. También, dada su independencia, el Presidente de la República le confió el encargo de formar Gobierno el 25 de septiembre de 1935. Iban a sustentar el efímero Gabinete radicales, cedistas, agrarios y regionalistas. Sorprende al lector enterarse de la cantidad de partidos representados en las Cortes de la República, y aún dentro de ellos de las distintas tendencias, según que los diputados fueran de la obediencia de un líder o de otro.
En sus Memorias Chapaprieta describe sus dificultades con unos y otros; las arbitrariedades del Presidente de la República, la venalidad del Partido Radical, la inexperiencia del lider de la CEDA o el intento caciquil de Portela Valladares, que le sucedió al frente del Gabinete. El autor reprocha a las izquierdas su sectarismo, que les llevó a minusvalorar el descrédito que suponía para la república su política anti-religiosa. A los partidos de derecha los tacha de egoistas, ya que se opusieron a las medidas sociales que el país necesitaba y en las que Chapaprieta puso tanto interés. Infructuosamente, trató el político de aunar este mosaico de partidos e intereses de cara a las elecciones de 1933. Finalmente obtuvo la victoria el Frente Popular. El fracaso de Chapaprieta en esta tarea patriótica y no partidista supuso el fracaso de la República, la llamada a la revolución obrera y el subsiguiente pronunciamiento militar.
El libro tiene interés y se lee bien, aunque es útil un cierto conocimiento previo del periodo histórico. Va precedido de una Introducción o estudio preliminar del profesor Seco Serrano, que coincide en los contenidos con las Memorias que le siguen. Por su claridad y las enseñanzas que pudieran obtenerse de su lectura considero este libro muy recomendable.