Mario Vargas Llosa se adentra en la novela Los Miserables desde la perspectiva del lector agudo, del entusiasta, del creador que sabe cómo se construye una gran obra. Encontramos así los secretos mecanismos que movieron la pluma de Victor Hugo para crear la gran novela romántica francesa. "La tentación de lo imposible" nos descubre esas huellas que hablan de un Victor Hugo escritor, político y ante todo humano; un personaje más de la novela que sabe disfrazarse de narrador o de protagonista y que también sabe cómo desaparecer sin dejar rastro.
Comentarios
Nos encontramos con la última gran monografía que sobre un autor y una obra ha escrito hasta la fecha Vargas Llosa. El Ensayo del escritor peruano sobre la novela "Los Miserables", del célebre autor francés Victor Hugo, estudia pormenorizadamente esa novela, la última "clásica" según nos dice, comparándola con la novedad que supusieron en su día novelas ya "modernas" como "Madame Bovary", de Flaubert.
Vargas Llosa hace su interpretación de esta novela, que leyó por primera vez en la adolescencia, partiendo de sus conocidas propuestas personales acerca de la creación literaria. Según ellas, el escritor es un inconforme con el mundo en el que vive, y por eso crea otro ficticio y hecho sólo con palabras. Pero por más realista que sea la vocación del escritor, su mundo ficticio inevitablemente se diferencia del real en algunas características sustanciales. Esas características son los elementos añadidos, rasgos distintivos de cada autor, pues en ellos se expresan sus demonios personales, sus más íntimas preocupaciones y obsesiones. Así, en la primera mitad de "La tentación de lo imposible" se rastrean, de manera minuciosa y en cada uno de los estratos de la novela (estructura, técnicas, personajes, constantes temáticas), esos elementos añadidos por Víctor Hugo al universo de "Los miserables". El primero que se encuentra es la incontinencia verbal tanto del narrador, "omnisciente, exuberante y ególatra", como de los personajes, que hacen extensos discursos en cualquier ocasión y en desmedro de los diálogos y la verdadera comunicación entre ellos: "El de Los Miserables es un mundo de personas confinadas en sus discursos, seres a quienes el frenesí oratorio ha vuelto solipsistas". En cuanto al contenido, en el primer capítulo del libro Vargas Llosa rastrea las tres anécdotas personales de Victor Hugo que son el germen, los verdaderos demonios personales que hacen nacer esta novela; el encuentro con unos presos en la calle y la visita a las cárceles, el conocimiento de la figura del obispo y los sucesos de 1848.
Por supuesto también aparece el concepto de los cráteres narrativos, los cuales estudia y señala como elementos fundamentales de la novela, lógicamente, que ponen en evidencia la falta de libertad de los personajes ya que el destino, o el novelista, se encarga de hacer coincidir “casualmente” a los protagonistas de la novela en los tres episodios decisivos de la misma.
Nos encontramos una vez más con un ensayo que en el fondo es, como toda su obra crítica, una obra imprescindible para conocer de cerca la teoría novelística de Vargas Llosa (y, por lo tanto, la que rige la composición de sus propias ficciones).
Una vez más, Vargas Llosa nos introduce en lo que para él es el mundo de la ficción frente al de la realidad, y nos explica con claridad su propia "teoría de la literatura".