La vaca

Este conjunto de breves apuntes sobre literatura, publicado en 1999, muestra el gusto de Monterroso por dar la vuelta a algunos tics de nuestra época con su habitual ingenio y humor.

Se recrea, por ejemplo, en explicar la génesis de algunos de sus cuentos y apólogos, saliendo al paso de las repetidas tonterías de la crítica. Hurga también en erratas de otros escritores, o enmienda la plana a canónicas interpretaciones de textos famosos (véase, por ejemplo su magistral investigación sobre los orígenes de El Aleph de Borges).

La ironía de Monterroso, que a menudo arranca una sonrisa, planea sobre otros temas relacionados con el escribir o el leer: las encuestas sobre libros preferidos, el estudio de idiomas, la actitud temblorosa del escritor al ver impreso su libro, las confusiones terribles que se producen al citar de memoria. Pero también puede ponerse serio y escribir algunas de las mejores páginas que se han escrito en los últimos años sobre el cuento como género arrinconado, perseguido, sospechoso, que sin embargo sabe sacar fuerzas para sobrevivir camuflado.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1999 Alfaguara
152
9788420422893
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
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Serie de artículos publicados por el autor en revistas literarias. Monterroso trata sobre literatura pero no de forma profesoral, sino llana y humorística. Su lenguaje es el propio de una tertulia entre amigos y se multiplican las anécdotas.

La vaca, que da título al volumen, había sido tratada en un poema por Vladimir Maiakouski. Se trata de la vaca que arremete contra una locomotora y perece en el intento. Es  un símbolo -afirma el autor- "del poeta hecho a un lado por la sociedad" (pág.14). En el artículo titulado "El árbol", Monterroso explica el impulso que lleva a crear un cuento. Es aquello que, además de contar algo, lo enriquece y excita la imaginación o la emoción (pág.55). Más adelante teoriza sobre su extensión: "Diez líneas de exceso y el cuento se empobrece; tantas de menos y el cuento se vuelve una anécdota" (pág.125).

Al recibir el Premio Juan Rulfo en 1996, Monterroso habla de la "irremediable hermandad continental" de Latinoamérica y el Caribe. No cita a España sino en sus autores. No cabe duda de que el idioma español ha servido de argamasa cultural para esos pueblos. El propio autor salió de Guatemala y estuvo exiliado en Chile y Mexico, siempre sin salir del área de habla española. Monterroso trata con generosidad y admiración a sus colegas del subcontinente: Rinde culto a Borges, admira a Neruda, cita a Miguel Angel Asturias y recuerda a Juan Rulfo. Es curioso que no mencione a García Márquez.

He comenzado explicando que "La vaca" es una colección de artículos publicados en revistas literarias. Como tales son agradables de leer, no exigen nada del lector y le proporcionan entretenimiento y alguna información. La única información no deseada se da cuando el autor, en el discurso de agradecimiento del Premio Juan Rulfo de 1996, se alinea con el recuerdo de Salvador Allende y la "Cuba indoblegable" (pág.133). Para gustos pintan colores.

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Maestro del texto breve, convencido como Mallarmé de que "toda abundancia es estéril", Monterroso continúa apostando por la pervivencia del cuento, a pesar de los malos imitadores que pululan hasta aburrir. De los cuentos que logre el escritor "perdurarán únicamente aquellos que hayan recogido en sí mismos algo esencial humano, una verdad, por mínima que sea, del hombre de cualquier tiempo". El maestro Monterroso continúa con sus breves lecciones de saber estar y comportarse en la difícil mesa literaria.