Gamal es un muchacho egipcio que se gana la vida vendiendo souvenirs a los turistas. A la sombra de la pirámide de Menkaura, el chico desgranará su azarosa infancia para construir con esperanza su futuro. Su modo de ser voluntarioso y su instinto vital le ayudará a enfrentarse a un destino desfavorable.
Comentarios
Los restos arqueológicos de Egipto muestran una gran civilización antigua, que contrasta con la pobreza actual de parte de su pueblo. La autora ha escrito este relato, con el fín de hacer pensar sobre los problemas que genera tanta pobreza y millones de niños estar a la deriva de la ignorancia y miseria. Gamal es una chico noble, alegre y trabajador. Al fallecer su madre, su padre no ve otra opción que sacarlo de la escuela para ponerse a trabajar y traer algo de dinero a su familia. Una familia unida, venida a menos después de que los planes de desarrollo no llegaron a tiempo de salvar sus tierras, y los años de sequía que hubo. Tuvieron que emigrar a la ciudad para ganarse la vida. Cuidan también al abuelo. A Gamal le importa que su padre esté orgulloso de él. Echa en falta a su madre. Quiere aprender a leer y a escribir.
Está bien escrito. Hay descripción y diálogos. En general el lenguaje es correcto para esta edad. En nota a pie de página aclara el significado de algunos términos poco conocidos o “locales” (feddan, taraheel, habibi). El último capítulo es diferente. La autora se aparta del argumento e informa, a modo de justificación o motivación, del altísimo porcentaje de pobreza e ignorancia de la infancia a nivel mundial. Ese capítulo está escrito con otra letra.