Luis se alegró al enterarse de que a Santa Bárbara le habían robado sus candelabros. Y no se alegró porque tuviera nada en contar de Santa Bárbara ni porque fuera mal chico. Se alegró proq estaba aburrido. ¿Es que podría alguien imaginarse, ni aun en sueños, que en Murguiendueta hubiera un ladrón? Y fue entonces cuando vio pasar a Bernabé de Casa Lorea frente a la ventana…