Tras un accidente de mula, varios amigos acaban en el fondo de un barranco. Se toman el pulso y descubren que el corazón no les late, por lo que suponen que están muertos... Aunque, como son capaces de verse y de hablar entre ellos, concluyen que son espectros y piensan que, en cuanto devuelvan la mula que cogieron, podrán dejar de vagar como fantasmas. Entretanto, y puesto que los demás no les ven, aún tienen tiempo de hacer algunas travesuras a los vecinos del pueblo