Mientras Europa duerme

La pugna por el alma de Europa es hoy tan dramática como lo fue en la década de 1930. Entonces en Weimar (Alemania), los principios de la civilización política occidental fueron erosionados hasta hacerlos casi desaparecer. Hoy, afirma Bruce Bawer, Europa se halla en un nuevo "momento Weimar", una nueva crisis desatada por la amenaza del islamismo radical. Numerosas comunidades islamistas dentro de Europa amparan y extienden esta amenaza yihadista, y promueven un orden político y social incompatible con las democracias occidentales. Sin embargo, como en la Europa que quiso apaciguar a Hitler, son pocos los políticos, los intelectuales y los medios de comunicación que no cierran los ojos ante la gravedad de este envite. Como Winston Churchill, cuando en 1939 alertó de lo que estaba ocurriendo mientras Europa dormía, Bawer sacude nuestras conciencias para despertarlas antes de que sea demasiado tarde.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2007 Gota a gota
414
978-84-96729-02-5
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Europa está en peligro de muerte y, muy probablemente, ha dado inicio su agonía final. O dicho de otro modo, una terrible mezcla de hedonismo nihilista, desidia y estupidez está destruyendo, al mismo tiempo, la verdad de nuestra historia y la esperanza en un porvenir libre. En cierto sentido, toda civilización (así el Imperio Romano, y después de él todos los demás) se sume, de forma inevitable y a partir de un determinado momento histórico, en un paulatino proceso de postración; y todo indica que el nuestro ha llegado. Este es el terrible diagnóstico de Bruce Bawer, periodista y escritor americano, liberal residente en Europa desde hace diez años y amante de su país, pero todavía más amante de la libertad y los principios que hicieron posible los logros, inalcanzados hasta hoy, del modo de vida occidental. El libro de Bawer está escrito con ese estilo ágil, extremadamente documentado y ameno, característico de la escuela anglosajona, y se antoja imprescindible para conocer las causas últimas de semejante suicidio colectivo. Las virtudes del libro son múltiples: en primer lugar, sitúa la cuestión de fondo, el rendimiento moral de un continente entero (casi una civilización) como la causa última del auge de los totalitarismos (fascismo izquierdista, regionalismos, nacionalismos varios), esas modernas enfermedades del alma que asolan las mentes europeas. Afortunadamente, Bawer huye de la insoportable corrección política al uso, y arremete contra pseudo-conceptos vacuos (multiculturalismo, diálogo, tolerancia, diversidad…) utilizados a modo de mantra por la progresía descerebrada que maneja los hilos de la burocracia europea. Pero si bien esto resulta evidente, y una vez asumido que Europa se desliza hacia el desastre, la cuestión fundamental es: ¿por qué ahora y qué soluciones hay?

El análisis de Bawer es tan lúcido como devastador. Y sus conclusiones demoledoras: en primer lugar, las elites políticas e intelectuales europeas, dedicadas por entera a estupideces acientíficas como el llamado calentamiento del planeta, han olvidado defender los principios que hicieron posible nuestras libertades y, por ende, nuestros derechos como ciudadanos, no como siervos. No es el planeta el que está en peligro, sino nuestra propia supervivencia. Su connivencia y, en algunos casos, explícita colaboración con aquellos que abiertamente se declaran nuestros enemigos, revela el grado de imbecilidad y sectarismo al que hemos llegado. Aunque parezca lo contrario, ese enemigo, aun siendo en cierto sentido ajeno (no olvidemos que la cultura islámica es, todavía hoy, un cuerpo extraño en nuestro continente) anida mucho más en nuestra mentalidad que en ninguna otra parte. O dicho de un modo más directo: nuestro problema es interior y, por lo tanto, lo es en un doble sentido. Porque como diagnostica con admirable lucidez y valentía Bawer, “al final, el enemigo de Europa no es el Islam, ni el islam radical siquiera. El enemigo de Europa es ella misma, su autodestructiva pasividad, su falta de mano dura frente a la tiranía, su perpetua inclinación al apaciguamiento y su absurda aversión por el orgullo, el valor y la determinación de Estados Unidos frente a un enemigo letal”.