Han pasado solamente pocas semanas desde que las Mujeres Blancas se llevaran consigo a Dedo Polvoriento. Meggie y sus padres están viviendo en una pacífica finca abandonada que les hace casi olvidar las pesadillas que pasaron en el Castillo de Noche, aunque cuando oscurece y Meggie mira impaciente por la ventana esperando a Farid escucha el grito de un grajo... y entonces su padre desaparece en el bosque.
Comentarios
En esta última parte de la trilogía la autora parece que se dirije a un público un poco más adulto. Tiene más de tragedia y el ritmo es sosegado. No es apta para un lector que quiere leer con impaciencia. Pero la narración, como las otras dos novelas, es deliciosa. La recomendaría a partir de los 16 años y con experiencia en la lectura.