Novela corta en la que el protagonista revive ciertos momentos de su infancia. Cuando tenía diez años, por ausencia de sus padres, él y su hermano menor pasan una temporada en casa de tres mujeres en cuya vida había algo extraño. Los pequeños intentan comprender lo que ocurre, pero cuando al final se encuentran solos, en unas habitaciones registradas a fondo por la policía, son muchos los interrogantes para los que no tienen respuesta.
La obra está formalmente muy bien realizada, tanto en el aspecto técnico como en el estilístico. El autor narra como lo haría un niño, de forma algo inconexa y difusa, creando hábilmente un clima de intriga que impulsa a continuar la lectura para llegar a conocer más detalles sobre el misterio que encierra la trama. Sin embargo, puesto que no se trata de una novela policíaca sino de una evocación nostálgica, la pervivencia de los secretos se acepta sin desilusión, como un recurso artístico de notable efecto estético. Escrito con un tono muy personal, original a pesar de la ausencia de propósitos innovadores, este relato, dentro de su brevedad, es un ejemplo de la calidad novelística del autor. En los recuerdos infantiles del protagonista hay una mezcla de sentimentalismo y frialdad. Las figuras de aquellos hombres y mujeres que le trataron bien de pequeño, pese a que al parecer integraban una banda de ladrones, están revividas con notas de afecto y ternura; en cambio, los padres, ausentes por razones que hacen suponer una crisis familiar, no reciben el mismo tratamiento exculpatorio, al que alude el título, sino que cae sobre su memoria un silencio significativo.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
---|---|---|---|---|
2008 | Pre-Textos |
110 |
978-84-8191-930 |
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Modiano elige como narrador
Modiano elige como narrador para este relato a un niño, “Manazas”. Él y su hermano -testigo pasivo tal vez por la edad- son los personajes secundarios y testigos de lo que sucede en la novela aunque la visión que le dan al lector de los hechos es muy limitada.
Moidiano altera el decurso del tiempo de relato para insinuar pistas que aclaren al lector qué es lo que en realidad ha sucedido dentro del relato.
Así Manazas nos cuenta que tanto su madre como su padre se ausentan del hogar por motivos laborables durante largas temporadas y dejan a los niños al cargo de unas amigas de las madres bastante atípicas.
Manazas es el que acude a la escuela. El dato que nos da sobre su edad es que “ya lee” y lo hace bastante bien.
Las amigas de la madre que los cuidan reciben en su casa a amigos poco comunes pero que mantienen una buena relación con los niños: les saludan, se interesan por sus cosas, incluso le hacen regalos, les llevan a los coches de choque, a la escuela en uno de sus coches, en moto, etc.
La línea del tiempo de relato se interrumpe en la página 65 a 68, en las que el narrador se sitúa en el momento cuando tiene 20 años y está escribiendo su primera novela. En ese momento vuelve a coincidir con uno de los amigos raros, pero muy amables, que frecuentaban aquella casa. Y también en esta ocasión, el antiguo conocido le ayuda económicamente de una forma muy delicada.
En las páginas 75-80, el narrador vuelve a saltar al tiempo de su juventud cuando escribía su primera novela para retroceder a la juventud de su padre y poder así explicar al lector que también su padre había frecuentado amistades peligrosas, poco legales, que habían pasado por la cárcel. Una de esas amistades, cuando su padre fue detenido por no llevar la identificación personal de judío encima, consiguió que le pusieran de nuevo en la calle.
También en esta obra, el autor borra la frontera entre los géneros de una manera tan sutil que es muy difícil precisar cuando está narrando una ficción y cuando alude a un hecho biográfico. De algún dato real tenemos noticia. Sabemos que tuvo un hermano fallecido en edad muy temprana. Y así encontramos en la página 68 “Yo perdí a mi hermano”. También sabemos que su padre fue preso por judío como figura en la página 75. Sabemos que su madre trabajaba en el teatro y que se ausentaba del hogar durante largos periodos como le sucede a Manazas y a su hermano…
Otro de los rasgos característicos del estilo de Modiano es el desplazamiento que hace sobre el plano de París para contextualizar el hecho que nos narra.
Las referencias literarias a otras obras de la literatura universal también figuran en este relato aunque de una forma muy limitada por la edad de Manazas. Cita, Modiano, a Julio Verne, El último Mohicano, Los tres mosqueteros, en la página 51.
En todos sus relatos, Modiano cita títulos de publicaciones diarias o semanales. En esta obra encontramos La Semaine à Paris, pág 19; Noir et Blanc, en la pág. 23.
El conjunto de las obras del escritor Patrick Modiano parecen conformar un único supra texto con referencias inter textuales de unos relatos en otros.
Por ejemplo, el personaje secundario Stioppa de D., que aparece en las páginas 21 a la 48 en La calle de las tiendas oscuras, aquí es mencionado en la página 30, como uno de los amigos poco legales del padre de Manazas.
Y en la pág. 65 se cita el “secuestro de un político marroquí” que es el hecho histórico que sustenta el relato de La calle de las tiendas oscuras.
Y por último, en ambos relatos aparece un castillo embargado.