Con esta obra que estudia las consecuencias de una catástrofe medioambiental en la familia de un profesor especialista en Hitler, DeLillo se confirmó como uno de los novelistas posmodernos más importantes de Estados Unidos, y desde luego el más ameno. Una corrosiva visión del estilo de vida contemporáneo.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2007 | Seix Barral |
427 |
978-84-322-2805-6 |
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El autor trasciende con libertad el esqueleto básico de toda narración (planteamiento, nudo y desenlace) y retuerce las posibilidades literarias de situaciones y personajes: juega con ellos, los desarrolla o los abandona según sirvan o dejen de hacerlo a la idea que persigue con sus novelas. Esta suele ser mostrar la extrañeza del ser humano, las contradicciones de una civilización desnortada y a menudo vacía. Esta es una novela equilibrada, pero igualmente chocante. Se trata de una reflexión tragicómica sobre el miedo a la muerte. Un profesor universitario (experto en Hitler) que disfruta de un apacible bienestar material y familiar. Vive con su cuarta esposa, y con cuatro de los hijos que han cosechado ambos en anteriores matrimonios. Sólo un fantasma enturbia el bálsamo de autocomplacencia que rodea sus vidas: saber que todo va a terminar, no saber cuándo y no poder hacer nada. Jack, el marido se ve expuesto a un escape tóxico en la atmósfera y a continuación descubre que Babette, la mujer toma un fármaco para inhibir cerebralmente su miedo a la muerte. Ambos hechos disparan su aprensión y conducen la novela a su desconcertante desenlace. A lo largo de la trama se exponen una inaudita visión metafísica de la meteorología; la relación con sus madres de Hitler y Elvis; el pasaje antológico de una orgía consumista en un centro comercial; las conversaciones de Jack con Babette, con sus hijos (en grupo o separados), o con otros profesores de universidad; la crítica constante a la vaciedad del materialismo y a la TV, etc. Hay un tono costumbrista muy pegado al terreno (marcas comerciales, anuncios de radio y TV) pero siempre en clave paródica, un realismo compensado por hipérboles fantasiosas. La mejor lectura de DeLillo es olvidarse de sus historias y disfrutar de su ingenio. Sus textos están llenos de personajes interesantes, de diálogos llenos de sentido y de reflexiones inteligentes, afiladas, divertidas, originales, brillantes.