Una obra divulgativa con apariencia de científica. Utiliza datos aunque en un contexto de su pensamiento materialista. No admite que exista el espíritu, el alma, o Dios, como ser espiritual y personal, creador también de las leyes naturales, entre las que se puede encontrar la de cierta evolución. La teoría de la evolución sigue siendo para muchos una herramienta para negar el espíritu y a Dios. Con facilidad para ellos el hombre es el mono desnudo, es decir, un primate evolucionado. No hay mucho rigor filosófico al dar un salto injustificado desde la cantidad a la cualidad, o desde la cualidad a la naturaleza del hombre y su ser espiritual. No extraña que minusvalore y ridiculice el cristianismo, y sorprende que no sea coherente con la religion judía. Con estos mimbres el autor no divulga ciencia sino que lanza prejuicios. El éxito en ventas no se debe a su categoría científica sino a un programa de ventas para quienes se conforman con un barniz de apariencia. Pocos lo habrán leído.
Lo primero que nos preguntamos a la hora de comentar "Sapiens" es qué tipo de obra es: si científica, histórica o filosófica. El autor se presenta como historiador del mundo y de los grandes procesos macrohistóricos pero no menciona hechos concretos, fechas, citas, autores, etc. Gran parte del libro está basado en afirmaciones del tipo "los especialistas piensan...", "algunos autores dicen..."; hipótesis que el autor da por buenas. Hay que decir que cuando se habla en este contexto de evolución, no se trata del evolucionismo como doctrina científica, sino de la evolución cultural y técnica de la humanidad a lo largo de los siglos, o sea del progreso. Éste no está sometido a la necesidad sino a la libertad, pero el autor niega expresamente la libertad humana (pág.128) desde su perspectiva biologicista.
Para él algunos elementos que jalonan la historia son: a) La revolución cognitiva. b) Los imperios y c) Las religiones. Sobre la revolución cognitiva estamos de acuerdo. Se produce cuando el hombre (el mono según el autor) comienza a pensar y a partir de ahi aparecen la escritura, el arte, la ciencia y la tecnología como escalones sucesivos. Sobre los Imperios o las Religiones no se nos alcanza como pueden considerarse escalones en la evolución humana. Los imperios aparecen y desaparecen, y algo parecido podemos decir de las religiones. El autor cita animismo, politeismo, religiones dualistas, monoteistas y filosofías no religiosas como podría ser el budismo. ¿Se trata de escalones en la evolución de la humanidad? No lo creo, pero sí se nota un cierto sentido de evolución, de perfeccionamiento del hecho religioso, siempre sujeto a la libertad individual.
El autor proclama el ateismo: "No hay dioses en el universo,..." (pág.41). Habla de las religiones como de realidades imaginadas. Se burla repetidamente del cristianismo y especialmente de la religión católica. Esta actitud produce escalofríos. Los judíos denuncian el antisemitismo y simultáneamente se burlan de las creencias de los demás. El resultado puede ser muy negativo. "Nadie ha encontrado el alma" -escribe. El autor utliza una perspectiva biologicista del hombre. Se trataría de un animal más, y por consiguiente sus exigencias y características son puramente biológicas, sujetas a la necesidad y no a la libertad. Quizá lo más interesante del libro sean las referencias arquelógicas. Algo se puede deducir de los hallazgos arqueológicos de cara a la naturaleza y evolución de la humanidad a lo largo de milenios.
Que la humanidad ha evolucionado y se ha ido superando a sí misma a lo largo de los siglos es una realidad incontestable. Convendría, por tanto, que los que creemos que Dios es Creador y Señor de la historia nos enfrentásemos a este hecho, la evolución cultural y técnica, y supiéramos analizarlo. No todo está en la Biblia. También la historia es un libro sagrado y en élla -a través del conocimiento de la naturaleza humana- podemos descubrir la acción de Dios en el mundo. La inteligencia y la sabiduría son dones de Dios y se pueden utilizar para el bien o para el mal. Sería bueno que los que mantenemos una perspectiva creyente supiéramos encontrar y exponer las líneas fundamentales de esa historia y de la misión que Él ha encomendado a los hombres.
La última pregunta que nos plantea este libro es porqué, si es tan poco riguroso, ha vendido, según se dice, millones de ejemplares en todo el mundo. Diré dos cosas. En primer lugar sus principios son los de cualquier filosofía contemporánea: materialismo y rechazo de Dios (también el diablo tiene una editorial). En segundo lugar puede que se hayan vendido muchos ejemplares pero dudo que se hayan leído. El libro comienza con un lenguaje sencillo, pero se va complicando paulatinamente hasta terminar con un ensayo indigerible sobre el capitalismo y la felicidad.
Considero que esta obra carece de interés para aquellas personas que prefieren un modo de pensar riguroso. Los que busquen una opción ideológica la encontrarán en cualquiera de sus páginas. Que el autor sea un eminente antropólogo lo desconozco. En la presentación del libro se afirma que Harari es historiador especializado en historia medieval y militar. Hay un refrán que dice que quien mucho abarca poco aprieta y la historia del mundo es mucha historia. De hecho, si consultamos los agradecimientos del libro, ahí cita a muchos profesores de la Universidad Hebrea de Jerusalén e incluso a los estudiantes del curso de Historia del mundo "por sus valiosos consejos y ayuda". Que se deje aconsejar y ayudar por media Universidad, incluídos sus estudiantes, sugiere que se mueve todo a un nivel de aficionados.
Una teoría evolucionista sobre la historia del hombre escrita con demasiada seguridad, sin datos comprobados necesarios, pero que ha cautivado a muchos ingenuos que quería ser engañados. Leer artículo>>
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Una obra divulgativa con
Una obra divulgativa con apariencia de científica. Utiliza datos aunque en un contexto de su pensamiento materialista. No admite que exista el espíritu, el alma, o Dios, como ser espiritual y personal, creador también de las leyes naturales, entre las que se puede encontrar la de cierta evolución. La teoría de la evolución sigue siendo para muchos una herramienta para negar el espíritu y a Dios. Con facilidad para ellos el hombre es el mono desnudo, es decir, un primate evolucionado. No hay mucho rigor filosófico al dar un salto injustificado desde la cantidad a la cualidad, o desde la cualidad a la naturaleza del hombre y su ser espiritual. No extraña que minusvalore y ridiculice el cristianismo, y sorprende que no sea coherente con la religion judía. Con estos mimbres el autor no divulga ciencia sino que lanza prejuicios. El éxito en ventas no se debe a su categoría científica sino a un programa de ventas para quienes se conforman con un barniz de apariencia. Pocos lo habrán leído.
Lo primero que nos
Lo primero que nos preguntamos a la hora de comentar "Sapiens" es qué tipo de obra es: si científica, histórica o filosófica. El autor se presenta como historiador del mundo y de los grandes procesos macrohistóricos pero no menciona hechos concretos, fechas, citas, autores, etc. Gran parte del libro está basado en afirmaciones del tipo "los especialistas piensan...", "algunos autores dicen..."; hipótesis que el autor da por buenas. Hay que decir que cuando se habla en este contexto de evolución, no se trata del evolucionismo como doctrina científica, sino de la evolución cultural y técnica de la humanidad a lo largo de los siglos, o sea del progreso. Éste no está sometido a la necesidad sino a la libertad, pero el autor niega expresamente la libertad humana (pág.128) desde su perspectiva biologicista.
Para él algunos elementos que jalonan la historia son: a) La revolución cognitiva. b) Los imperios y c) Las religiones. Sobre la revolución cognitiva estamos de acuerdo. Se produce cuando el hombre (el mono según el autor) comienza a pensar y a partir de ahi aparecen la escritura, el arte, la ciencia y la tecnología como escalones sucesivos. Sobre los Imperios o las Religiones no se nos alcanza como pueden considerarse escalones en la evolución humana. Los imperios aparecen y desaparecen, y algo parecido podemos decir de las religiones. El autor cita animismo, politeismo, religiones dualistas, monoteistas y filosofías no religiosas como podría ser el budismo. ¿Se trata de escalones en la evolución de la humanidad? No lo creo, pero sí se nota un cierto sentido de evolución, de perfeccionamiento del hecho religioso, siempre sujeto a la libertad individual.
El autor proclama el ateismo: "No hay dioses en el universo,..." (pág.41). Habla de las religiones como de realidades imaginadas. Se burla repetidamente del cristianismo y especialmente de la religión católica. Esta actitud produce escalofríos. Los judíos denuncian el antisemitismo y simultáneamente se burlan de las creencias de los demás. El resultado puede ser muy negativo. "Nadie ha encontrado el alma" -escribe. El autor utliza una perspectiva biologicista del hombre. Se trataría de un animal más, y por consiguiente sus exigencias y características son puramente biológicas, sujetas a la necesidad y no a la libertad. Quizá lo más interesante del libro sean las referencias arquelógicas. Algo se puede deducir de los hallazgos arqueológicos de cara a la naturaleza y evolución de la humanidad a lo largo de milenios.
Que la humanidad ha evolucionado y se ha ido superando a sí misma a lo largo de los siglos es una realidad incontestable. Convendría, por tanto, que los que creemos que Dios es Creador y Señor de la historia nos enfrentásemos a este hecho, la evolución cultural y técnica, y supiéramos analizarlo. No todo está en la Biblia. También la historia es un libro sagrado y en élla -a través del conocimiento de la naturaleza humana- podemos descubrir la acción de Dios en el mundo. La inteligencia y la sabiduría son dones de Dios y se pueden utilizar para el bien o para el mal. Sería bueno que los que mantenemos una perspectiva creyente supiéramos encontrar y exponer las líneas fundamentales de esa historia y de la misión que Él ha encomendado a los hombres.
La última pregunta que nos plantea este libro es porqué, si es tan poco riguroso, ha vendido, según se dice, millones de ejemplares en todo el mundo. Diré dos cosas. En primer lugar sus principios son los de cualquier filosofía contemporánea: materialismo y rechazo de Dios (también el diablo tiene una editorial). En segundo lugar puede que se hayan vendido muchos ejemplares pero dudo que se hayan leído. El libro comienza con un lenguaje sencillo, pero se va complicando paulatinamente hasta terminar con un ensayo indigerible sobre el capitalismo y la felicidad.
Considero que esta obra carece de interés para aquellas personas que prefieren un modo de pensar riguroso. Los que busquen una opción ideológica la encontrarán en cualquiera de sus páginas. Que el autor sea un eminente antropólogo lo desconozco. En la presentación del libro se afirma que Harari es historiador especializado en historia medieval y militar. Hay un refrán que dice que quien mucho abarca poco aprieta y la historia del mundo es mucha historia. De hecho, si consultamos los agradecimientos del libro, ahí cita a muchos profesores de la Universidad Hebrea de Jerusalén e incluso a los estudiantes del curso de Historia del mundo "por sus valiosos consejos y ayuda". Que se deje aconsejar y ayudar por media Universidad, incluídos sus estudiantes, sugiere que se mueve todo a un nivel de aficionados.
Una teoría evolucionista
Una teoría evolucionista sobre la historia del hombre escrita con demasiada seguridad, sin datos comprobados necesarios, pero que ha cautivado a muchos ingenuos que quería ser engañados. Leer artículo>>