Señor de las periferias

Cada muchas literaturas, la historia alumbra un niño ensimismado que pasará entre los suyos como una anomalía. Parecido a esas flores que brotan en las orillas de las carreteras. Este niño rompible, el poeta, tan frágil como las alas de una libélula, es arrojado al mundo con la misión de incomodar. En primer lugar, incomoda a los propios poetas. Los desconcierta su impericia a la hora del disimulo, esa falta de cálculo. Incomoda también a la época en la que nace. Los poetas son un idioma difícil escrito con una caligrafía de fuego. Solo pueden comprenderse cuando el tiempo ha mitigado su brutalidad. 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2019 Pre-Textos
84
978-84-17830
Valoración CDL
4
Valoración Socios
4
Average: 4 (2 votes)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

2 valoraciones

Género: 

Comentarios

Imagen de acabrero

Una vez más Jesús Montiel nos alegra con sus relatos. En "Sucederá la flor" fue la historia de un ser debil, uno de sus hijos pequeños gravemente enfermo. En esta otro ser débil, un hombre que busca ser amado, porque tiene un deficit de cariño, desde muy pequeño. Una vez más ese sentido poético de la vida que nos enternece.  Leer artículo >>

Imagen de amd

Biografía poética del escritor suizo Robert Walser (1878-1956), novelista, poeta y ensayista, “señor de las periferias”, porque su campo de acción estuvo siempre en los márgenes. Esta biografía es un relato breve (apenas ochenta páginas), dividido en cinco capítulos que se corresponden con las cinco grandes etapas de la vida del escritor: infancia, adolescencia, primeras obras, fracaso y decadencia. Así, ya desde el capítulo primero, titulado “Un niño es todas las edades”, se presenta a un niño introvertido, deseoso de cariño, al que le resulta difícil relacionarse; como afirma el biógrafo Jesús Montiel, “no es fácil ser un niño… De todas las edades del hombre, la infancia es la más frágil” (p. 14).

Nacido en una familia de clase media con pocos recursos económicos (el padre regentaba una tienda de artículos domésticos), era el séptimo de ocho hermanos y, desde pequeño, se siente gobernado por la esperanza de ser amado, una constante a lo largo de toda su obra: “El niño al que le falta la ternura tiene hambre el resto de su vida” (p. 17). Tras desempeñar diversos oficios, inicia la carrera de escritor sin llegar a obtener un gran éxito de público en vida. Aunque, entre 1907 y 1909, escribió tres novelas que luego le dieron la fama póstuma (Los hermanos Tanner, El ayudante y Jakob von Gunten), no consiguió despuntar entre los autores de su época. Su inseguridad personal y los fracasos literarios desembocaron en su ingreso en un manicomio en 1929, donde falleció décadas después (en 1956).

El autor de la biografía, Jesús Montiel, fiel a su estilo cuidado y poético, y haciendo gala de un preciosista lenguaje metafórico, desgrana con frases concisas, cargadas de múltiples sentidos, un torrente de sentimientos y sensaciones. Son las mismas emociones que genera la propia prosa de Walser, del que va intercalando citas literales a lo largo de toda la biografía. Algunas frases sencillas, pero cargadas de significados, pueden servirnos para reflexionar en cualquier circunstancia y en cualquier tiempo: “La soledad es la institutriz de los niños retraídos”, “Una madre es una cabaña con vistas a la ternura”, “La nieve es agua que sabe rezar, el juguete que Dios ideó buscando la risa de los niños solitarios”.