Una mirada de esperanza

Se trata de ocho Cartas publicadas con motivo de las grandes fiestas cristianas: Encarnación, Navidad, Pentecostés y Pascua de resurrección, que dan cumplida respuesta desde la fe al anhelo de felicidad del corazón humano. A condición de huir del narcisismo -nos dice-, darse a los demás y abrirse a Dios. Merecen ser destacadas las reflexiones sobre la reencarnación, sus orígenes y carencias como doctrina budista o de la New Age que relativiza la existencia personal, en contraste con la fe católica en la Resurrección de Cristo y en la resurrección final de la carne. Porque no todas las religiones son equivalentes mientras que Dios quiere la salvación de todos.
Las otras cuatro cartas pueden interesar mucho a los jóvenes pues a ellos están dirigidas. Habla con realismo de su libertad, su responsabilidad y testimonio cristiano, y del sentido del amor humano que no es sexo animal. Les dice que la fe no se purifica criticando o desmitificando sino intensificando el trato con Jesucristo y asumiendo con responsabilidad su misión en la Iglesia. Considera que asistimos hoy a un despertar de la Iglesia y hacen falta jóvenes cristianos con espíritu nuevo, que recorran el camino de la entrega, cuiden la formación en la fe y participen en los sacramentos como medios indispensables de la gracia. Son cartas cuidadas y escritas con un estilo original en el fondo y en la forma, que están impregnadas de tono realista y cercano. Una buena traducción facilita su lectura. Está escrito con fuerza y viveza con lenguaje actual. Se refiere a problemas reales que todos tenemos planteados; aprenderemos a pensar la fe y aplicarla.