Despertar la curiosidad, fomentar la observación y propiciar la reflexión son las tres condiciones Faraday se fijó a la hora de escribir las seis conferencias que componen este delicioso libro. Sólo faltó nombrar una última: ejercitar la imaginación. Y es que al lector que se adentra en esta obra le sorprende tanto la materia del libro como la capacidad que tiene el autor para, a partir de un ejemplo cotidiano y concreto, transmitirnos iguales dosis de pasión y de saber. "¿Cuál es su causa?, ¿por qué ocurre?" Estas preguntas son, para el científico inglés, el punto de partida del conocimiento científico. La historia química de una vela es un buen ejemplo de esa razón ilustrada que buscaba ante todo democratizar el saber sin caer en su banalización. Por ello, más que por las pequeñas dificultades estilísticas que pueda entrañar su lectura, es un libro que se recomienda para ser trabajado junto a los profesores.