En tinieblas

Obra espléndida que nos sumerge en las inquietudes espirituales de uno de los mayores místicos modernos. Prosa encendida y refulgente al servicio de creencias firmes en Dios y los hombres. Llama la atención la cuidada traducción española muy recomendable. La ceguera constituye para Bloy la metáfora que mejor describe la descomposición del mundo contemporáneo, que repudia el dolor, abandona la fe, se queda con las apariencias y da culto a la hipocresía. Bloy es fogoso y para muchos exagerado. Pero su prosa queda como el testimonio de un vidente que vio venir un mundo que despreciaría a Dios hasta el extremo. De ahí su antimodernismo y, en cierto sentido, antimodernidad. El drama, nos dice, se sustenta porque Dios renuncia a utilizar su poder y el hombre lleva al extremo las posibilidades de su libertad. Así, frente a la rebelión se encuentra el brazo del Hijo que es sostenido por su Madre.

Bloy puede cautivar sólo por el vigor de su prosa o por las invectivas que lanza especialmente contra la burguesía y el clero cadavérico que ya no cree en lo que celebra. Pero en él hay algo de profeta y, debajo de un lenguaje terrible, en el que no escasean los ataques no siempre justificados, hay un profundo sentido de la misericordia divina y una confianza absoluta en ella.