El autor aborda un problema que puede afectar a quienes quieren caminar por caminos de vida interior: el voluntarismo. Concebir la espiritualidad como el cumplimiento de una serie de obligaciones de contenido religioso, contando tan solo con las propias fuerzas y deseos. El resultado -como consecuencia del orgullo- se parece tanto al amor de Dios como un huevo a una castaña.
Una de las consecuencias del voluntarismo puede ser la frustración, la pérdida de la autoestima y la paz interior, la tibieza, la renuncia al camino emprendido y, en ocasiones, la desesperación.