Los hombres y los lobos nunca han sido amigos. O así era hasta que Sasha y Ferdy, un pequeño lobato, se conocen en una noche muy fría y se hacen amigos. Los dos deberán mantener su amistad en secreto si no quieren que sus padres les pillen... Ambos crecen y su amistad se mantiene intacta, pero el cazador Ivan, el padre de Sasha, los podría llegar a descubrir. ¿Van a poder demostrar que la amistad entre lobos y humanos es posible?
Una maravillosa novela ambientada en la fría estepa rusa, ideal para primeros lectores que ya han iniciado la lectura en solitario.
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Novela infantil sobre la
Novela infantil sobre la amistad entre un niño y un cachorro de lobo. La acción se desarrolla en la estepa rusa en un tiempo lejano, siguiendo el estilo de los cuentos populares tradicionales. El protagonista es Sasha, un niño pequeño, hijo de Ivan, el cazador de lobos más famoso de la aldea. Un día de crudo invierno, Sasha tiene un accidente en la nieve con su trineo. Cuando, por fin, descubre una cabaña donde refugiarse, se encuentra allí con un cachorro de lobo que está herido en una pata y muy pronto se hacen amigos.
Como en los cuentos populares, el lobito, que se llama Ferdy, aparece personificado y se comporta como los humanos: puede hablar y razonar, también le gusta bailar danzas cosacas, ponerse las botas de Sasha y participar en las fiestas. Con el paso de los años, en varias ocasiones, se deben ayudar mutuamente, comparten la comida y entablan una duradera amistad. Además, en el relato se tratan otros temas interesantes como el cariño y la relación familiar con los padres, la vida en comunidad de los hombres y de los lobos, la obediencia, la fidelidad y la convivencia entre seres diferentes.
La autora del texto es Ann Jungman, que ya ha publicado más de un centenar de libros y es conocida por la recreación de personajes de cuentos tradicionales en sus relatos, como La Cenicienta rebelde, El conde Drácula en Australia y Escobas voladoras. Con respecto a las ilustraciones, son obra de Gaia Bordicchia, que tiene un estilo muy personal en sus trabajos, siguiendo las técnicas de los libros antiguos ilustrados. Por esta razón, sus dibujos tienen un cierto acabado “vintage”. En ellos utiliza acuarelas, grafitos y lápices de colores para crear unas imágenes tiernas, dulces y amables que recuerdan, en esta ocasión, los paisajes nevados de las tarjetas navideñas. Tanto por el texto como por las ilustraciones, se considera una obra muy recomendable.