Deteniéndose en cada una de las catorce estaciones de la cruz de Cristo, la autora habla de fe a una sociedad que parece haber perdido la ruta del Evangelio y rinde su adoración a otros dioses: la masa, el dinero, el poder...
Estas páginas, para creyentes y no creyentes, ayudan a entender que “el camino del poder es una autopista que discurre bajo luces de neón, mientras el camino del amor parece más bien un pequeño sendero escondido en el bosque”. Su autora revive el gran drama de la historia humana, donde se propone un estilo de vida y una fe que remueve todos los obstáculos.