La obra arranca con una fuertísima tempestad desencadenada por las artes de Próspero, Duque legítimo de Milán, al cual su hermano le usurpó el poder y lo expulsó del ducado a bordo de una nave que naufragó en una isla desierta, en la cual, y con la única compañía de su hija Miranda y sus libros sobre todas las Artes Liberales, se aplica al estudio y conocimiento de la Cosmogonía y, llegado el momento oportuno, se decide a restituir el Orden que su hermano rompiera.